Es impensable comenzar a discurrir sobre las vibraciones que emiten los cuerpos sin recordar la genialidad científica alemana, gracias a quien todas las mancias han cobrado un especial y certero reconocimiento social, despojando los prejuicios que durante años hemos sabido sortear, únicamente a partir de nuestras convicciones. Albert Einstein, dentro de sus valiosísimos aportes, estableció que la materia es una forma particular de energía; que la energía es de naturaleza vibratoria, y concluyendo, tanto materia como energía emiten vibraciones. Éstas son las mismas emanaciones que durante milenios han dirigido al hombre en sus exitosas búsquedas de agua, petróleo y diamantes con los antiquísimos instrumentos que hoy en día tienen tanta o más vigencia y utilidad (varas, horquillas, péndulos, etc.)
Ahora bien, ya sabemos que todo, absolutamente todo en este mundo tiene energía y por ende, emite radiaciones. El universo todo es un conglomerado de emanaciones diversas, en su frecuencia, amplitud, dirección, longitud y magnitud. Todas estas vibraciones son reconocidas como energía.
La radiestesia es el arte de decodificar e interpretar el curso de dicha energía, con el fin de poder redireccionar positivamente el fluir de la misma y con ello mejorar nuestra calidad de vida. Nosotros, seres vivos, por nuestra constitución fisiológica y bioelectroquímica, tenemos la capacidad de percibir, recibir e influir sobre estas vibraciones, pudiendo con esta información, comprender el curso de nuestra economía o emociones, diagnosticar enfermedades, localizar yacimientos de minas y petróleo, encontrar personas secuestradas y desaparecidas, objetos perdidos o robados, dar con el paradero de delincuentes y un sinfín de posibilidades más.
Actualmente con las nuevas investigaciones se propone experimentalmente, medicar las patologías de las personas no a partir de la ingestión de los remedios propiamente dichos, sino a través de suministrarle a esos pacientes la energía de ese medicamento; especialmente cuando sucede que siendo estrictamente necesaria su prescripción, los efectos secundarios resultan devastadores e imposibilitan hacer efectivas las tomas reales del medicamento en cuestión. Esto sin duda alguna y teniendo en cuenta la efectividad con la que esta sorprendiendo a quienes lo han incorporado en su práctica habitual, es un avance más que nos enorgullece a todos quienes, como Einstein sentimos en lo más profundo de nuestro corazón, que en los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.
Para que podamos entender un poquito más acerca de la radiestesia, es interesante comprender que en el todo del que formamos parte, existen dos tipos de energías fundamentales y bien diferenciadas, el Yin y el Yang, que actúan en forma permanente en todas las cosas y situaciones. La energía positiva o Yang proviene del cosmos; mientras que la negativa o Yin es emanada por la tierra. Cuando este equilibrio o armonía entre ambas energías se rompe por modificaciones hechas por el hombre o la naturaleza, se generan zonas perjudiciales para el normal funcionamiento de la vida porque alteran nuestro campo magnético. Estas alteraciones energéticas son las responsables del desequilibrio vibracional que produce abulias, angustias, insomnios, irritabilidad e infinidades de patologías de índole físico y psicológico a las que nos vemos sometidos en algunas etapas de nuestras vidas.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, podemos inferir que cada situación, sea cual fuera, necesita para su normal desenvolvimiento, un tipo de vibración o energía determinada; y de la misma forma en que todo, absolutamente todo es energía, de igual manera podemos revisar nuestras emanaciones personales, de relación y de situación, buscando la ayuda mas idónea que nos acorte el apesadumbrado camino por la vida. Nuestros profesionales cuentan con la más moderna y exquisita tecnología que bien acompañan con su prestigio personal para ofrecerte la respuesta, solución y tranquilidad que necesitas. Consúltanos.
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