Arquetipos femeninos en el Tarot (III parte)




Completamos con este artículo la entrega referida a los Arquetipos Femeninos en el Tarot, en este punto relacionados con dos objetos celestes: la luna y las estrellas, que han fascinado a la Humanidad desde sus comienzos y servido como guía, tanto para los aventureros, científicos, navegantes, como para los artistas, pintores, escultores, músicos y poetas.

Les recordamos, como lo hemos hecho en los artículos anteriores, que el Tarot no es solamente un método, como se dice popularmente, “tirar las cartas” o adivinar la suerte, sino que en realidad es un milenario método de interpretación que proporciona una orientación amplia, consejos y ayudas acerca de las distintas situaciones que se presentan a lo largo de la vida.

Acerca del origen del Tarot, se cuenta que alrededor de 1450 la familia Visconti, de Milán, encargó un mazo del que aún se conservan algunas cartas, aparentemente para jugar; los Arcanos Mayores estaban basados en creencias populares y los Arcanos Menores representaban los grupos sociales de la época: campesinado (bastos), clero (copas), nobleza (espadas) y burguesía (oros).

La Estrella (Arcano diecisiete):
Esta carta del Tarot representa lo inconsciente y conectado con lo divino, con el cosmos. Se relaciona con el arte, lo creativo y las comunicaciones, pero desde un punto de vista místico e innovador. Nos habla de la renovación de la vida, la curación de heridas, la sanación de procesos profundos y el crecimiento espiritual, pero relacionado con las actividades de la vida diaria, la vida terrenal. Es la carta de las que corren nuevos riesgos en la vida, especialmente después de experiencias fuertes. Astrológicamente parecida al signo de Acuario, ya que posee dos cántaros con agua que vierte en una fuente.

La Luna (Arcano dieciocho):
Es la carta de las energías femeninas: intuición, sueños. Invita a descubrir la profundidad de las propias energías. Esta figura del Tarot a veces quiere mostrarnos la cara oculta de la realidad, aquella que, como la cara oculta de la Luna, quizás nunca podremos ver. Tiene la capacidad de descorrer velos pero al mismo tiempo hace referencia a la necesidad de aprender a movernos entre la luz y la sombra. Hace referencia a los ciclos, conecta totalmente con las emociones, los recuerdos y la relación con la madre y la infancia. Por otra parte es una carta ambivalente, ambigua, muestra las dos caras de la moneda.

Autora: Marcela E. Diaz para © consultacartas.com | Todos los derechos reservados

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