Viviendo en la ficcion 3: La lucha entre la vida de ficción y las nuevas vivencias

Es necesario tener en cuenta que la rigidez del Argumento de Vida, creado alrededor de un sistema de creencias, se resiste a cualquier cuestionamiento, y crea en la persona una verdad tan pesada que hace que se perciba y se juzgue al mundo bajo estas pautas. Es muy común que las personas le presten el cuerpo, por así decirlo, a esos argumentos de vida que están tan arraigados, pasan a ser una verdad absoluta en sus acciones posteriores. Tal es el caso de una arquitecta famosa, que aún premiada y elogiada en su empresa por sus proyectos, considera que no es lo suficientemente buena, considerando constantemente y ante cualquier halago que en realidad, lo que ella hace lo puede hacer cualquiera.
Nada le es suficiente para convencerla de sus propias habilidades. Analizando su vida pasada, se comprobó que para su madre nada de lo que hacia era suficiente, nunca recibió un halago, nada satisfacía a su madre. No tiene ningún recuerdo de su madre alegrándose por algún logro realizado. Haciendo una reflexión acerca de lo que hubiera satisfecho a su madre, no encuentra ningún hecho que la hubiese conmovido. Aún hoy, después de la muerte de su madre acaecida ya hace varios años, esta arquitecta la mantiene viva en su interior y actúa basada en los argumentos de vida adquiridos de su madre. En todo este ejemplo la única culpable de la situación es la propia arquitecta, que mantiene viva a su madre y a esa verdad absoluta que manifiesta en sus actitudes, verdad que fue heredada de su madre. Otro caso es el de una mujer exitosa, linda, culta de 35 años de edad. Desde siempre fue preparada, para que cuando llegue el momento, se encargue del padre que sobreviva. Hoy vive en su departamento, su vida es muy holgada, pero esta sola, sin pareja. Este hecho, aparentemente injustificado, se debe, luego de un profundo análisis, de un mandato que hoy sin darse cuente cumple al pie de la letra. Esta mujer recuerda un hecho que la dejó marcada para siempre, luego de haberle contado a una pariente muy cercana que tenía novio, lo que era una mentira, ésta la aconsejo diciéndole que no se case pues de esa manera iba a perder su libertad. Su vida de hoy esta determinada por ese mensaje que recibió hace tiempo atrás. Estos son simplemente dos de los tantos ejemplos de personas que viven cumpliendo mandatos de otras personas.
Ahora bien, es hora de analizar si nosotros mismos no estamos representando un argumento de vida que no nos pertenece. Existen una serie de actitudes que determinan que estamos por este camino, el fastidio, la bronca, el reproche, la repetición de conductas que no deseamos, creer que nada nos sirve, que nada nos satisface, nos sentimos frustrados, desganados, buscando culpables y hasta podemos llegar a la depresión. Lo cierto es que vivir con los argumentos de otros es como vivir una vida prestada y sabemos que es difícil salir de este lugar pero, también es difícil cuando lo estamos logrando soportar las actitudes que toman los demás, frente a nosotros, encuentran que estamos muy cambiados, es normal estamos saliendo de esas pautas establecidas, ni que hablar si se enteran que estamos haciendo terapia, se afirma que es el psicólogo quien no esta poniendo cada vez peor. Es así como toda persona que quiere cambiar siente que esta siendo saboteada por su propia familia, ya que esta, si además es rígida, estereotipada, simbiótica, se siente amenazada por este cambio, sobre todo para la sociedad a la que pertenece. A veces es un auto sabotaje.
Generalmente hay una negación permanente al cambio, desde los hijos que a pesar de tener más de cuarenta años, siguen siendo los bebes de la casa.
Se tiene la idea que si nada cambia todo va mejor pues permite que nada envejezca, que cualquier cambio de algún integrante de la familia pueda desestabilizarla.

Viviendo en la ficción, Parte 3 La lucha entre la vida de ficción y las nuevas vivencias:

Viviendo en la ficción, Parte 3
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