Desde hace mucho tiempo al té se lo ha utilizado para prevenir y curar distintos malestares, hoy se ha hecho más popular debido a que se ha descubierto que tiene numerosas propiedades.
Té verde: Por su poder curativo, ésta es una de las plantas medicinales básicas de China. Según cuenta la leyenda, un monje budista se quedó dormido mientras meditaba, durante el viaje que lo llevaba de la India a China. Muy enojado por lo que le había sucedido se cortó los párpados y los arrojó al suelo, en ese lugar nació el arbusto de té, símbolo de la eterna vigilancia, ya que su infusión permitía mantenerse despierto. En la actualidad, su popularidad se debe a que se ha descubierto que es una infusión que conserva todas las propiedades vitamínicas, antioxidantes y medicinales de sus hojas. El té verde proviene de la planta Camellia sinensis, y sus variedades dependen del procedimiento de procesado o de la presentación como producto final. En este té se han encontrado más de 300 componentes activos, entre ellos varios tipos de polifenoles, los más abundantes son los flavonoides, que cuidan los tejidos del deterioro provocado por los radicales libres, su función es la de actuar como antioxidantes. Los principales flavonoides corresponden a un tipo de sustancias llamadas catequinas, que son 25 veces más efectivas que la vitamina E y 100 veces más potentes que la vitamina C, lo que lo convierten en un importante benefactor de la salud. Además posee gran número de cualidades positivas como, reducir los riesgos de distintos tipos de cáncer, ya que impiden que los radicales libres lesionen y provoquen alteraciones de las células; mejorar las mucosas; retrasar el envejecimiento de los órganos internos y de la piel; prevenir enfermedades cardiovasculares, impidiendo la oxidación del colesterol LDL, atenuando los riesgos de infarto; activar el sistema inmunológico e incluso prevenir las caries. Por otro lado su alto componente de cafeína hace que el té verde haya adquirido su popularidad como estimulante, ya que incrementa el estado de alerta, aliviando a su vez la fatiga y mejorando la concentración mental. Otros efectos físicos son la estimulación de jugos gástricos, de la función renal y del metabolismo, favoreciendo la eliminación de toxinas. Además su acción sobre el músculo cardíaco y sobre el sistema respiratorio hace que aumente la oxigenación en el cerebro, otorgando mayor rendimiento muscular. También contiene vitamina A, que protege el sistema cardiovascular, reduciendo los riesgos de arteriosclerosis y es la que actúa sobre las mucosas; la vitamina B2 que mantiene el buen estado de la piel, uñas y cabello; la vitamina C protege a la cavidad bucal, el esófago, el estómago y el páncreas y evita la oxidación y alarga la efectividad de las vitaminas A y E, esta última es también antioxidante y protege a las células de los radicales libres y reduce la acción de algunos tipos de cáncer, como los de pulmón, esófago y estómago. Posee además numerosos minerales como el calcio, hierro, manganeso, magnesio, molibdeno, zinc, sodio, fósforo, potasio, flúor y selenio, entre otros. Si bien varios de estos minerales son aportados por la alimentación diaria, otros no, como el manganeso o el selenio. Consumiendo una taza de té verde diariamente el organismo recibe la cantidad de manganeso que necesita, al igual que la cantidad de flúor necesaria para la salud dental, ya que protege a los dientes de las caries. Un exclusivo aminoácido del té verde es la teanina, que activa la efectividad de ciertas medicaciones utilizadas contra el cáncer.
Té negro: Este es el té que tiene más cantidad de compuestos aromáticos, debido al mayor proceso de fermentación de los polifenoles. Su proceso de elaboración está determinado por el marchitamiento, enrollado, fermentación y secado. Favorece la relajación de los vasos sanguíneos y ayuda en la oxidación del colesterol bueno, protege el sistema cardiovascular y previene las caries. También, aunque no goza de la fama benefactora del té verde y del rojo, es un potente antioxidante, ya que alarga el tiempo previo al proceso de oxidación del organismo. Se ha comprobado que el té negro dilata y relaja las arterias, aumentando el flujo sanguíneo hacia el corazón, favorece la digestión, refuerza el sistema inmunológico, impide la producción de bacterias en la boca y además tiene el más alto contenido de cafeína de todas las variedades, lo que lo hace muy eficaz como estimulante.
Té rojo: Procede de China, de la región de Yunnan, se lo conoce también con el nombre de Pu-Erh, y en su región de origen como el té de los emperadores, ya que en la antigüedad estaba reservado su consumo de ellos exclusivamente. Proviene de un árbol de hojas grandes, el Qingmao, que a su vez pertenece a la familia de la Camellia assamica. El té rojo o Pu-Erh, se obtiene mediante un complejo y único método antiguo, que lleva una fermentación de cinco años y un envejecimiento en barriles, durante varios años más. Sus efectos benefactores se debe al contenido de bacterias y hongos, además por tener un bajo contenido de taninos, que son los portadores de la teína, son muy bien tolerados por personas con estómagos sensibles y embarazadas. Facilita la digestión de alimentos con alto contenido graso, es desintoxicante y depurante, lo que lo hace un muy buen aliado en los tratamientos destinados al control de peso. También reduce el colesterol, la formación de grasa e inhibe el apetito. Distintos estudios han demostrado que el consumo de tres tazas diarias de té rojo ayuda a reducir los triglicéridos en sangre y el colesterol total, aumentando los niveles del llamado colesterol bueno, favoreciendo de esta manera a personas con problemas cardiovasculares. Si se consume de forma regular activa la digestión, ya que posee enzimas digestivas, mejora la circulación sanguínea y atenúa la frecuencia cardiaca. Es eficaz en procesos diarreicos, ya que elimina las bacterias que producen las infecciones intestinales y mejora la resistencia a padecer parasitosis. Si bien su consumo no implica riesgos para la salud, deben evitar su consumo aquellos que sufran de presión baja, ya que tiene efecto hipotensor.
Té blanco: Este té tiene sus origen en el siglo I, en China durante la Dinastía Song, en la que ya se apreciaban sus propiedades para aliviar el cansancio. Solamente los emperadores podían consumir el té blanco y aquel que osaba consumirlo pagaba su osadía con la vida. Era considerado también como un elixir de la inmortalidad. Se cosecha durante la primavera cuando las hojas comienzan a brotar, pero a diferencia de los otros tés, no se recogen las hojas sino, los brotes, éstos aún sin abrir se encuentran cubiertos de un vello blanco. En los brotes es donde se encuentra la mayor energía de la planta, se recogen a mano y se necesitan 80.000 brotes para producir 250 gramos de té blanco. Aunque aún, no se sabe mucho de sus propiedades, las últimas investigaciones han determinado que su poder oxidante es tres veces mayor que el del té verde. Además cuenta con el mayor porcentaje de polifenoles entre las distintas infusiones, lo que se debería a sus características de producción.
Té común: Este té, también tiene una buena cantidad de propiedades, según la Medicina Tradicional China, que lo hacen beneficioso para la salud. Entre sus propiedades encontramos que aleja la angustia y tranquiliza el espíritu, disminuye el sueño, refresca la mente, activa la visión, elimina la grasa, quita la sed estimulando la salivación, fortifica los dientes, combate la anorexia, conserva la juventud y la salud, aminora los efectos del alcohol, etc.
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