Durante el siglo VII de nuestra era, floreció en el Tíbet un sistema filosófico que nació en la India y que se llamó Tantra. A este sistema se lo ha asociado de manera mediática y popular con los grandes beneficios sexuales y genitales que resultan de su práctica, pero se debe considerar que va más allá de eso. Es válido decir que con el Tantra se puede adquirir una vida plena, coherente, consciente, armónica y feliz, ya que nos proporciona un gran entrenamiento mental que permite aumentar nuestra capacidad de atención y gozo. Podemos por intermedio de esta práctica tomar el control de nuestra emociones de manera consciente, podemos desarrollar nuestra autoestima y nuestra seguridad, eliminar las tensiones y el estrés para poder vivir y dormir mejor. La palabra Tantra puede definirse como aquello que nos permite liberarnos de la oscuridad.
La meditación es la base de esta práctica espiritual, y es la que permite despojarse de la escasez mental que encierra y anula las infinitas potencialidades de la mente humana y despeja la bruma del egocentrismo. El Tantra tiene como características irresistibles su profunda visión positiva del mundo y su aceptación comprensiva del universo fenomenal, como una manifestación de la Conciencia primordial e infinita. El principio del Tantra, basado en que de una misma Conciencia infinita surge toda existencia, dice que, al ingresar al centro de su propia existencia, cada individuo puede percibir todas las cosas como una unidad y traspasar la aprehensión de los sentidos con una visión del universo relativo. La unión con la Conciencia absoluta es el mayor objetivo del Tantra, una fase que esta más allá del ego inhibidor y su segmentación de la realidad.
Por lo general se pasa mucho tiempo buscando afuera lo que consideramos que no podemos encontrar dentro. La naturaleza de las relaciones es el Tantra, es la base donde se desarrolla la vida. Liberación, desarrollo o entramado son palabras integradas con el Tantra. Nos permite conocer la grandeza de nuestros sentimientos y el significado real de la energía.
Nos permite construir relaciones de libertad y respeto, también nos ayuda a vivir el sexo poniendo nuestro corazón. Por otro lado una extraordinaria y poderosa herramienta es la respiración consciente, que permite la concientización de las conductas que solemos reiterar en nuestra vida y que provocan dificultades con nuestras relaciones. Permite un gran cambio en todas las conductas negativas y en las posturas, disuelve las trabas emocionales y restaura la armonía mental, espiritual, emocional y también física. Cuando en la antigüedad el hombre vivía en relación directa con la naturaleza tenía un comportamiento natural, por lo que se movía con mucha espontaneidad. Descubrió entonces, que podía extender su atención a través de los sentidos y así comprender otros niveles de la realidad física en la que estamos inmersos. Esto le permitió descubrir determinadas técnicas que le sirvieron para profundizar distintos estadios de conciencia. El hombre descubrió que, además de la realidad física existe otra tan palpable como ésta, lo hizo a través del baile, del canto, de la música, de las sensaciones corporales, como también con el uso del alcohol o las hierbas.
Así de simple es el Tantra, son las distintas herramientas que además de permitir la expansión de la conciencia permite una conexión objetiva con la única verdad. A diferencia del hombre que práctica el yoga, que se aísla del mundo para no distraerse de su sendero, el tántrika o el hombre que práctica el Tantra para lograr la liberación, utiliza las sensaciones terrenales, físicas y emocionales. De estas dos prácticas la que logra llegar directamente al objetivo y de manera más rápida es el tántrika.
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