Las brujas. Estos
seres maléficos, que tienen como amo al Diablo, son por
lo general mujeres viejas y terriblemente feas. Estas mujeres
se reúnen en Salamancas que son unas cuevas profundas. Sus
reuniones están a cargo de Satán, a quien ellas llaman Súpay.
Solos los muy valientes o los que están muy desesperados
son capaces de entrar en estas profundas y terroríficas
cuevas. Si bien en la tradición europea son presentadas
como mujeres que vuelan por los aires en sus escobas, entre
los indígenas se las ve representadas en animales nocturnos
que extienden sus alas oscuras sobre el cielo nocturno,
como búhos, murciélagos o cualquier otra criatura nocturna
alada. Estas mujeres invocan al Diablo utilizando conjuros
mágicos y se suelen embadurnar con determinados preparados
pestilentes, hechos con grasa de sabandijas ponzoñosas y
cenizas, que actúan como afrodisíacos, y les permiten realizar
sus transformaciones.
Una vez que logran su transformación, se reúnen en las Salamancas durante la noche del sábado, donde realizan una especie de misa negra, acompañada por orgías sexuales. Estos hechos son ordenados por el mismo Diablo con la finalidad de poseerlas por intermedio del pecado y así, lograr su fidelidad.
En la entrada de las cuevas se encuentra un crucifijo puesto de cabeza, sobre el cual las brujas, como su primera prueba de su fidelidad al Diablo, lo deben escupir. Además de transformarse en animales alados, suelen también aparecer como jóvenes muy bellas y atractivas, que seducen a los hombres incautos y los conducen hacia su destrucción, ya que tienen como condición, ser muy crueles. En la tradición indígena se suele considerar bruja a la séptima mujer nacida dentro de un matrimonio.
El Caá-Porá. Es representado como un gran
fantasma natural muy horrible. También se lo puede representar
como un gigante con mucho vello y cabezón, así como también
como un monstruo gigante y peludo que fuma con una pipa
construida con una tibia humana y una calavera. Es considerado
un sanguinario demonio, capaz de devorarse a la gente, chupándosela
por completo y dejando solo sus intestinos. Además se devoran
a los animales que han sido víctima de los cazadores y que
están heridos, como también toman aquellos animales muertos
y no encontrados por los cazadores furtivos. Se cuenta que
si los cazadores están cazando una piara de pecaríes, este
Demonio se presente montado sobre el último de estos animales,
idiotizando a los cazadores. Puede decirse que es protector
de determinados animales, pero también se puede presentar
transformado en un perro o un cerdo y que echando fuego
por su boca provoca terror por donde circula.
La Llorona. Muy parecida a la Viuda, es
un fantasma que envuelta en una sábana blanca, camina sin
tocar la tierra, como si estuviera suspendida en el aire.
Se presenta sin rostro y sin pies. Su nombre de Llorona
se debe a que constantemente emite un sonido muy parecido
a un llanto lastimoso.
Su llanto hace aullar a los perros y los enloqueces. Anda anunciando desgracias a todo aquel que la escucha, si pasa cerca de una casa anuncia enfermedades o muertes y por los caminos, toma cautivos a los caminantes, llevándoselos para hacerlos presa de todo tipo de enfermedades y también quitarles la vida. También en ocasiones puede actuar como una vulgar ladrona, atrayendo a los desprevenidos con pedido de ayuda o piedad, quienes una vez cerca, son despojados de todas sus pertenencias hasta incluso de su ropa. Una manera de hacerlas huir cuando están cerca, es mostrarles la cruz gravada en la empuñadura de un cuchillo o una cruz de plata.
La Viuda. Es representada como una mujer
alta y muy delgada, vestida con una túnica negra flotando
al viento, caminando por los senderos apartados, por los
puentes o por las encrucijadas. Anda siempre de noche, conquistando
a los hombres con una atractiva y sensual sonrisa, acompañándolos
de forma insinuante y sin ningún pudor. Como odia a las
mujeres huye, cuando se acerca una de ellas. Otra versión
de esta viuda inofensiva, la presenta como un fantasma vestida
con una túnica blanca, muy descarnada y alta, y caminando
sobre zancos. Su finalidad es atraer a los viajeros y despojarlos
de sus posesiones, a tal punto, de dejarlos desnudos. También
se dice que persigue a los hombres enamorados, subiéndose
a sus caballos y ofreciéndoles un abrazo que suele ser mortal.
Aquellos que han logrado salir ilesos de estos abrazos,
cuentan que han sentido en sus espaldas como si los abrazara
una bolsa de huesos rechinantes.
El Alma en pena. Es un alma que anda penosamente
vagando por la Tierra, porque ha omitido o realizado un
pecado, en el momento de la muerte y este acto no le ha
permitido entrar ni al purgatorio ni al paraíso. Se presenta
generalmente sobrevolando las tumbas o cementerios envuelta
en una bruma traslúcida, como una especie de aparición fantasmal,
también se puede presentar como una Luz Mala. Como esta
Alma en pena surge también, de aquellos que no han no han
recibido cristiana sepultura o no recibieron la extremaunción,
se dice que anda rogando por oraciones que logren liberarla
de esta situación y así lograr la eterna paz, o pidiendo
una cruz en el lugar en la que la han sepultado.
La Luz mala. Esta luz que suele aparecer
sobre las tumbas es inofensiva, pero provoca el terror de
los lugareños, quienes se persignan al percibirla. Se presenta
como una fosforescencia indicando el lugar de un entierro,
en la negra noche. Se cree que este resplandor pertenece
a un alma en pena que no podido ser purgada por culpa de
algún hecho no resuelto y que cuando se aparece ante un
ser humano le esta indicando el lugar de un tesoro.
Es así como el valiente que se anime a llegar al mismo lugar donde aparece esta Luz, recibirá como recompensa un gran tesoro. Luego de encontrarlo deberán rezar misas para recompensar esa alma y de esta manera deje de vagar, logrando así, su descanso eterno.
Los Diablos. El mal en numerosas tribus
indígenas es representado por viarios diablos rebeldes y
maliciosos, como el Ángel Caído del cristianismo. En el
cristianismo aparece como Satanás, o como Lucifer o Luzbel.
Alguno de los diablos del lugar, son conocidos con el nombre
de Zupay, según los quechuas, es un Dios maligno, jefe de
los rebeldes servidores del dios Viracocha. El significado
de Zupay es un adversario maligno, nunca se lo adoró y siempre
se le tuvo miedo.
Otro diablo, es el llamado Gualicho o Huevucú,
como se complace en hacer daño se le da la autoría de todas
los males de las personas y de los animales. La única manera
de contener a este diablo es otorgándole limosnas, ya que
manda emisarios vestidos de mendigos, los cuales solicitan
caridad, y todo aquel que niegue su limosna derramara muchas
lágrimas, pues éstos se vengarán dando veneno a sus hijos.
El último diablo conocido, es el llamado Mandinga, que se
dice que llegó con los esclavos que eran vendidos en la
ciudad, de ahí que es considerado más ciudadano que campesino.
Era representado como un negro ladino, con labios abultados y cabello mota. Por su gran negrura fue elegido como un demonio. Este demonio, tenía su origen en África por lo que también, se lo considera un negro acriollado y endiablado.
Gualicho. Gualicho o Huilichu, proviene
de la mitología araucana, y es un genio del mal, considerado
invisible y capaz de hacer numerosas maldades. De este genio
procede el término engualichado, que se le atribuye a la
persona que ha sufrido un daño moral o físico, muy difícil
de sanar.
También se le atribuye a una persona que por amor o falta de correspondencia, esta sufriendo. Su mayor gusto es alojarse en una vieja, a la que le provoca, numerosos achaques. Los hombres, para que este demonio se aleje de la población, suelen montarse a caballo a la vez que van gritando y dando golpes al aire con todo lo que tiene en su mano, un rebenque, una flecha, el cuchillo y hasta con sus propias manos. Ha recibido el nombre de Añanga, en otras tribus. En el cristianismo se lo asoció al mismo Demonio o a uno de sus principales demonios.
El Duende. Este personaje tiene su origen
en un hecho lamentable, tiene más características de travieso
que de malvado. La leyenda dice, que surge del espíritu
de los niños que mueren al nacer, que fueron asesinadas
por sus madres, o que han muerto sin ser bautizados. Se
lo representa como un enano barbudo cuyo rostro es delgado,
usa trajes de vivos colores y un gorro con forma de embudo.
También se lo suele representar como un viejo que usa un
gran sombreo de ala ancha.
Es común en las dos representaciones, que tengan una mano de hierro, para los enemigos y una con un guante de lana, destinada a los amigos. Salen de los troncos de los árboles del monte, que es su morada, para asustar a los niños y persiguen a las buenas mozas a las que les ofrecen regalos, pero si reciben el desprecio de ellas, se vengan mortificándolas. A la mujeres de más edad se les presenta de modo grosero, haciendo gestos obscenos y groseros, y las escandaliza haciendo ostentación de sus atributos masculinos.
Realizan una serie de travesuras, entre las que se cuentan, tirar piedras a las casas, apagan el fuego en los hogares, suelen también volcar el recipiente de la leche o de la comida, pudren los huevos, cambian el pan de las alforjas de viajero, reemplazándolas por carbón, y a veces golpean a los borrachos que sales de los bares. Se los logra alejar, si se llevan dentro de los bolsillos elementos de olor penetrante. Y se obtiene su beneficio, si se les deja regalos en la puerta de los hogares.