El miedo puede definirse como una emoción inherente a la naturaleza humana. Es un instinto primario y adaptativo que nos protege ante el peligro, produciendo sustancias endógenas que nos permiten enfrentarlo o escapar de él. Muchas veces nos paralizamos, transpiramos y se nos corta la respiración cuando nos enfrentamos a un miedo excesivo. Nuestra forma de vivir se altera, y nuestra facultad de adaptación se reduce, cuando esta amenaza no es real. Podremos enfrentar todo tipo de miedos solo cuando conozcamos sus mecanismos. Nuestro pensamiento determina la reacción ante un estímulo neutro. Un estímulo neutro o una situación neutra podría ser la caída de un objeto en una habitación alejada de la nuestra, cuando estamos a punto de dormirnos. Si pensamos que es el gato el que lo tiró, lo más probable es que nos demos vuelta y sigamos durmiendo como si nada hubiera pasado. Pasa todo lo contrario, si sospechamos que un intruso a ingresado a la casa, a partir de este pensamiento no podremos conciliar el sueño, nuestro ritmo cardíaco aumenta, nos sentiremos paralizado, nuestra boca comienza a secarse, nuestra respiración se dificulta y hasta incluso podemos llegar a sentir un sudor frío que recorre nuestro cuerpo. Es decir, el miedo nos pone en aviso ante determinados peligros, pero también nos paraliza. Existen cinco tipos de miedos que no responden a una situación real, el miedo a la muerte, puede considerarse como una respuesta a nuestro instinto de conservación; el miedo a sentirse débil, parte de una necesidad de relacionarse con los demás, nos hace sentir inseguros y sin el apoyo de los otros; el miedo a la soledad, proviene de nuestro instinto sexual; el miedo a lo desconocido; el miedo a no ser socialmente reconocidos, tiene que ver con una carencia de poder o la imposibilidad de no ser valorados. Además existen tres patologías provenientes del miedo. La ansiedad, se produce por un estímulo confuso, y se manifiesta como un miedo difuso. Esta percepción es confusa que mezcla numerosas sensaciones que anticipan dolor o peligro. También podemos sentir ansiedad cuando nos invaden dudas sobre nosotros mismos o cuando no podemos comprender la realidad. Nos provoca efectos físicos, como taquicardia, dificultad para respirar, sensación de un nudo en la garganta o el estómago; o efectos psicológicos, como inquietud, incertidumbre, pensamientos trágicos.
La manera de vencerlo es usando la inteligencia que nos permite reflexionar y ajustar las dimensiones de ese miedo.
Las obsesiones, son esas ideas que, aunque sepamos que son absurdas y tratemos de descartarlas, son recurrentes, vuelven una y otra vez a torturarnos. Estas obsesiones suelen venir acompañadas de ciertas conductas o rituales que intentan de manera esteriotipada impedir o neutralizar las molestias. El caso más ejemplificador es el de tener que verificar, reiteradas veces, hechos simples como el de cerrar la puerta.
Las fobias, son respuestas a un estímulo determinado. Ocasionan una incapacidad, ya que las personas fóbicas evitan enfrentarse a ese objeto que les provoca miedo. No pueden huir de ese miedo aunque se lo considere absurdo. Un estímulo neutro asociado a un estímulo desagradable puede provocar una fobia. A las distintas fobias y obsesiones se les puede hacer frente de un modo sencillo y eficaz.
Es necesario enfrentar cualquier tipo de miedo para superarlo, teniendo en cuenta que, las sensaciones que se experimentan son amplificaciones de las reacciones corporales normales y que solo son desagradables, no peligrosas. El pánico aumenta ante la preocupación por los procesos fisiológicos que se producen. Es cuestión de aceptar y dejar que pase el miedo, este empieza a desaparecer cuando merman los pensamientos atemorizantes. Luego, procederemos a acercarnos progresivamente a ese estímulo que nos provoca el miedo. Si el temor es a las alturas, primero imaginaremos que nos encontramos en la terraza de un edificio muy alto. Mientras sucede esto, debemos controlar la respiración hasta lograr un ritmo regular. Si nos sentimos muy nerviosos por la situación, tendremos que desviar nuestro pensamiento hacia una situación que nos provoque paz., que nos tranquilice. Luego volveremos a imaginar la situación atemorizante, esto lo repetiremos tantas veces como sea necesario, hasta que logremos controlar la ansiedad. Luego de conseguir este dominio, pasaremos a la acción, comenzaremos subiendo las escaleras mientras controlamos la respiración y nos llenamos de pensamientos positivos, como puedo subir, no me pasará nada, etc. si esta situación se torna incontrolable, un muy buen recurso es una bolsa de papel en la que respiraremos, para así regular nuestra respiración.
Si nuestros pensamientos nos siguen provocando miedo, es muy útil realizar una parada, pensando siempre en algo nos guste mucho y a la vez que nos tranquilice. Hay que recordar sobre todo, que no hay que tenerle temor al miedo, sino que debemos evitar que nos domine.
Tarot Mexico
Mexico: (+52)5546240278
*Servicios prestados por Sinergyne Global Communications SL, Apartado de correos 167, 17001 Girona. Precio maximo de la llamada 1.21 euros minuto desde red fija y de 1.57 euros minuto desde red movil, impuestos incluidos. Servicio para mayores de 18 anos.