El poder curativo del buen humor

Durante nuestra vida hay etapas en la que las cosas nos empiezan a salir muy bien y cuando parece que al fin hemos encontrado la paz buscada, de repente, todo empieza a cambiar, perdemos amigos, empleo, amantes, se nos rompen las cosas de la casa, el auto. Parece que la suerte se nos escapa de las manos. En esta etapa nos olvidamos del humor, que nos ofrece la curación, nos permite buscar nuevas perspectivas, no es que, transformemos las penas en comedia pero sí, nos permite sentirnos más libres y abiertos a cambiar la mala racha. Con el humor podemos darle una luz positiva a las situaciones agobiantes.
Ya desde los comienzos de la historia el humor fue muy usado, los antiguos griegos enviaban comediantes a sus enfermos para que se curasen, por otro lado, los monarcas solían enviar sus bufones para conquistar la buena voluntad y moderar los conflictos de los reinos que visitarían. También, los aborígenes de América usaban el humor para curar, ya que sus curanderos oficiaban de payasos ante los enfermos. El humor es creativo y la risa puede derribar el universo que nuestras penas mantienen inmóviles.
Es sabido que el pánico, las conmociones y las crisis, provocan problemas cardíacos, que la reproducción de glóbulos blancos se inhibe a causa de una hormona que es liberada en estados de estrés, alterando el sistema inmunológico. Nuestro bienestar esta determinado en gran medida por nuestras emociones y pensamientos, y el humor y la risa pueden provocar un cambio importante en nuestro estado. La jovialidad abre nuestro chakra del payaso, que esta ubicado en el codo. La risa provoca la vibración de todo el cuerpo, pone en acción a la musculatura, aumenta la circulación sanguínea producto de la aceleración del ritmo cardíaco, incrementa la asimilación de oxígeno mejorando la respiración. Las reacciones son similares a una clase de gimnasia, o a un regular y sostenido ejercicio físico. La risa es como en aerobismo interno, libera endorfinas y cambia la tensión emocional. Produce un cambio de actitud fundamental en el proceso de sanación de un enfermo. Las imágenes mentales positivas y la risa hacen que los linfocitos se multipliquen favoreciendo la curación de los enfermos de cáncer. El temor a caer en ridículo, a ser reprobado o rechazado hace que generalmente haya un bloqueo ante la risa. Estas reacciones son producto de los mensajes que hemos recibido durante la infancia, como cuando nos decían que no nos riéramos como estúpido, lo que nos llevaba a pensar que el reírse era de estúpidos, o cuando no decían que era hora de crecer y ponerse serio, como si la seriedad fuese sinónimo de ser adulto. La alegría se ha suspendido para formar un adulto serio, pero si recogemos el supuesto tonto interno posiblemente tengamos éxitos y podremos ver las cosas con otra luz. No es innata la concepción humorística de la vida, hay que aprender a desarrollarla, uno no sale divertido del útero materno.
A veces, las tragedias sucedidas durante nuestra infancia nos hacen chistosos para ocultar el dolor pero, con el tiempo, se puede aprender que el humor nos acerca a la alegría, a lo simple y al optimismo, nos permite elevar el espíritu. Considerando que el estrés es una reacción ante un hecho, debemos aprender a soltarnos, a desapegarnos de lo que ayer funcionaba bien y hoy ya no. Es necesario aprender a ser pacientes y amables con nosotros mismos, tener en cuenta que el alma es nuestra esencia, a entregarnos a los momentos de gozo y de éxtasis, donde el humor nos permite volar. Se dice que tener un corazón alegre es como tener un médico permanentemente. El humor actúa como un estimulante que limpia la sangre, reanima el cuerpo, lo rejuvenece y lo hace apto para ser usado nuevamente. Puede ser utilizado como una eficaz terapia, siendo un muy buen ejercicio físico. La risa destruye las murallas de la melancolía.
El humor y la risa eliminan las emociones negativas y permiten el desarrollo de las emociones positivas que nos proporcionan experiencias vivificantes, contribuyendo a la curación y a la sanación.

El poder curativo del buen humor.