Si bien la Navidad en occidente esta relacionada directamente con el cristianismo esta comprobado también que esta festividad, que se encuentra situada en el mes de diciembre, ya era especial en muchas culturas paganas antes del nacimiento de Jesús. Esta festividad en otros pueblos se extiende desde noviembre a febrero. Este mes de diciembre es un tiempo de cambios, en los que aparecen numerosos mitos y leyendas y con ella, numerosas fórmulas mágicas para atravesar este mes.
En Irlanda, la tradición más rural de este país celta, indica que es conveniente situar en la ventana de la casa una vela encendida para dar calor, luz y amor a todos aquellos que habitan o que entran a la casa. Esta tradición, no es otra cosa que la necesidad de romper con la oscuridad que está implícita en el invierno.
En España, se estila, sobre todo en el norte y este de la península, regalar ramilletes de muérdago. Esta planta era considerada sagrada en las antiguas culturas europeas. Esta costumbre esta dirigida a desear un buen año a la persona a la que se le ofrece este regalo. En sus orígenes estuvo orientada a compartir con los otros un buen cambio durante este mes.
En Escocia, se sigue la tradición de prender velas en la ventana, cuyo objetivo además de eliminar la oscuridad del invierno, es otorgar la reconciliación a todos los que se encuentren enemistados y conseguir las buenas relaciones de todos aquellos con pareceres contrapuestos.
Existen además otras cosas que están implícitas en la Navidad como:
Los villancicos: éstos fueron adaptándose a la concepción social y religiosa de la Navidad y tienen sus orígenes en antiguas canciones rurales y agrarias. A partir del siglo V, aparecieron las primeras canciones populares que se inspiraron en temas teológicos.
El pesebre: a principios del siglo XIII, San Francisco de Asís junto a sus discípulos, hizo popular el pesebre, es decir la recreación del nacimiento de Jesús por medio de figuras alusivas. También divulgó la tradición de cantar villancicos en los hogares.
Las postales: esta tradición de enviar felicitaciones navideñas tienen un origen muy lejano, en 1846 se imprimió la primera postal, pero empezaron a gozar de popularidad a partir de 1870. En la actualidad estas felicitaciones se realizan de manera más sofisticada, usando correo electrónico o mensajes de texto por teléfonos móviles.
Las uvas de la suerte: esta tradición mágica nació en realidad de una estrategia comercial. En 1909, un grupo de productores, a raíz de una mala cosecha, decidió envasarlas por docenas y venderlas con el nombre de "uvas de la suerte". El mes de diciembre incluyendo las navidades y la noche de fin de año, además de encerrar creencias religiosas y distintos consumos, encierran una serie de simbolismos muy especiales. Podemos aprovecharlas realizando determinadas acciones para obtener suerte, serenidad y positividad. Para tener suerte debemos colocar detrás de la puerta de entrada a la casa, un ramillete de muérdago. Colgando bolas de color azul en el árbol de navidad lograremos conseguir la serenidad. Para obtener positividad, debemos escribir en un papel blanco todas las vivencias negativas que hemos experimentado durante todo el año, luego lo doblaremos varias veces sobre si mismo y después de mezclarlo con un poco de paja, lo prenderemos fuego en la noche que va desde el 21 al 22 de diciembre, fecha que coincide con la llegada del invierno.
Como empezar un buen año: Existen numerosas iniciativas para comenzar un buen año, algunas de ellas son tradicionalmente conocidas, como la de usar ropa interior roja o la de brindar luego de consumir las doce uvas. A continuación mostraremos otras opciones para ampliar las posibilidades:
Doce deseos con las doce uvas: Mientras sostenemos las uvas entre las manos, debemos pensar y meditar en doce deseos, antes de las doce campanadas. Nos concentramos en cada deseo y debemos tocar las uvas una por cada deseo, recordemos también que debemos escoger ocho deseos para nosotros y los otros cuatro para beneficio de otras personas. Se deberá masticar la uva sin tragarla, formulando el deseo y luego se recogerán los doce granos que colocaremos en el interior de un saquito, el cual se enterrará en un bosque o en una maceta para que allí, florezcan libremente todos nuestros deseos.
Preservar la pasión: Para obtener un año plagado de pasión, debemos hacer como los esquimales inuit, que permanecen con su pareja dentro de la cama, durante toda la última noche del año. Consideran que esta acción les otorgará un año placentero, fértil en todos los sentidos y muy erótico.
Para el amor y la pasión: La superstición rumana asegura que para obtenerla pasión o para que el amor llame a tu puerta, debemos encender una vela roja la noche de fin de año. Cuando ya hayan pasado las doce de la noche, debemos dejar gotear la vela sobre una copa de champagne, mientras pensamos en esa persona amada o en el deseo de encontrar el amor.
El rojo: Para activar la energía de la fertilidad y de la pasión, debemos terminar y comenzar el año con prendas interiores de color rojo. Esta ropa no se volverá a usar, ya que la debemos enterrar con un mechón de pelo de la persona que amamos.
Zapatos y monedas: Para que el dinero no falte durante los siguientes doce meses, una superstición cíngara indica que, tenemos que poner monedas en el zapato para iniciar el año. Se deben utilizar monedas de plata o plateadas, nunca se usarán billetes.
Las llaves: Para obtener suerte y abrir los caminos de la vida de todos los habitantes de la casa, debemos atar llaves viejas con una cuerda y colgarlas en la ventana que este más cerca de la puerta de entrada de la casa, durante siete días antes de que termine el año. Estas llaves deben permanecer colgadas hasta que empiece el nuevo año.
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