La música, la más bella de las artes, nos permite
conectarnos con nosotros mismos, llega directamente
a nuestra alma. Existen determinadas melodías que
nos ponen contentos y de buen ánimo y otras en cambio
nos sumergen en un estado de melancolía. Esto significa
que hay algunos sonidos que originan emociones placenteras
y otras desatan sensaciones relacionadas con el sufrimiento,
la pena o la angustia. La musicoterapia es una práctica
que utiliza todo tipo de sonidos, arreglos musicales,
ritmos o cualquier sensación que nos llega a través
del sentido del oído y puede curarnos física o psíquicamente.
La música clásica y la melódica calman el ánimo y
la ansiedad; y la rítmica nos da energía y elimina
la depresión. Por eso la musicoterapia se usa para
calmar los malestares físicos y los problemas de salud,
así como también para aliviar otro tipo de perturbaciones
como la ansiedad crónica y la depresión. Haciendo
uso de la música nos podemos sentir mejor y así podemos
relacionarnos mejor con los demás.
¿Donde se originó?
La musicoterapia se origina en tiempos muy lejanos.
Los chamanes, brujos y curanderos han sido las primeras
figuras en usar esta terapia, quienes usando los primeros
ritmos, tonadas, sonidos, llegaban a niveles alterados
de conciencia con fines mágicos o religiosos. Existen
datos concretos de que esta práctica fue utilizada
en la mayoría de las tribus y culturas de la antigüedad,
entre las más avanzadas podemos encontrar a la cultura
griega y la cultura egipcia que la han usado para
provocar efectos psicológicos. También en la cultura
japonesa, china e india encontramos diversas prácticas
basadas en la música para lograr cambios en el estado
de ánimo. Más aún, se sabe que hace más de 2500 años,
Pitágoras aconsejaba tacar un instrumento musical
o cantar para vencer emociones como la ira, los miedos
y las preocupaciones.
¿Cuál es la base fundamental de la musicoterapia?
En la musicoterapia se tiene como idea fundamental
que el origen de todos los malestares y las enfermedades
están en el cerebro, quien mandas determinados estímulos
a distintas zonas físicas del cuerpo convirtiéndolas
en enfermedades, malestares o dolores. El propósito
de la musicoterapia es hacer llegar al cerebro nuevos
estímulos provocados por cierto tipo de música provocando
una relajación con el fin de determinar ciertos cambios
psíquicos para combatir cualquier tipo de enfermedad
física o mental.
Tratamientos: Una de las utilidades de esta practica
esta relacionada directamente con la armonización
del estado de ánimo. Para esto podemos utilizar distintos
tipo de música para disminuir la depresión o para
tranquilizar estados de excitación provocados por
el estrés, la ansiedad, el pánico, la ira, etc. También
la podemos utilizar piezas musicales para facilitar
los procesos de aprendizajes, sean físicos o mentales.
Otra de las aplicaciones que le podemos dar es para
deshacer algún tipo de bloqueo psicológico, concretamente
nos sirve para desbloquear determinadas emociones
y provocar la necesaria liberación para resolver el
conflicto que la produjo. Para aplicar algunas sencillas
prácticas de musicoterapia que nos alivie de determinadas
cuestiones que nos provocan angustias, solo necesitamos
contar con cualquier tipo de música que tengamos en
nuestra casa.
Para combatir el insomnio: Si no podemos conciliar
el sueño, si dormimos pocas horas, si nos despertamos
muchas veces en la noche o sufrimos de insomnio, la
mejor música que debemos usar, es la suave, para remediar
este molesto problema que nos quita la energía que
necesitamos durante el día. Debemos elegir composiciones
clásicas de carácter melódico, piezas lentas, suaves
y armoniosas, como las de Bach, Vivaldi, Chopin, etc.
Los instrumentos más relajantes son los de cuerda
y de viento. Para complementar esta terapia debemos
evitar el consumo de café o bebidas estimulantes y
el consumo de cigarrillos, después de la cena. Tampoco
tenemos que atender llamadas telefónicas o cualquier
tipo de comunicación que pueda alterarnos antes de
ir a dormir. Comenzamos a escuchar la música cuando
nos preparamos para ir a la cama, luego nos acostamos,
sin movernos demasiado y respirando profundamente
intentamos relajarnos mientras la música sigue sonando.
Para combatir el estrés: Si sufrimos de estrés debemos
hacer que nuestra atención se dirija a otro punto
y así poder eliminar nuestras preocupaciones diarias,
para ello utilizaremos una música dominante. La música
que debemos elegir es una música que con su ritmo
o melodía domine a nuestra mente y a nuestro cuerpo.
Empezaremos escuchando música lenta, pero si ésta
le deja espacio a la mente para volver a pensar en
los problemas cotidianos la debemos cambiar inmediatamente
y así elegiremos música básicamente rítmica, como
cumbia, reagge, música tecno, rock, etc. También podemos
adicionar a esta técnica algún tipo de ejercicio de
relajación o podemos encender algún sahumerio de salvia
o de bergamota.
Para combatir el dolor: En la práctica médica la música
forma parte de un método muy importante para el bienestar
del paciente. Está comprobado que aquellas personas
que escuchan su música preferida durante una cirugía
no utilizan tantos analgésicos o sedantes como aquellos
que no lo hacen. Esto demuestra que podemos utilizar
la música para calmar o atenuar cualquier dolor físico
que nos agobia, la música nos sirve para aliviar dolores
de corta duración o dolores de carácter crónico. La
música mas apropiadas para mitigar este tipo de dolores
son las suaves y calmas, como la denominada ambiental
o tipo new-age, todas sirven para relajarse. Lo que
buscamos es acabar con el dolor que ordena el cerebro
utilizando los estímulos musicales para relajar el
cuerpo y distraer la mente. Para que esta práctica
nos dé los mejores resultados, es necesario que nos
acostemos o nos sentemos en un lugar muy cómodo mientras
escuchamos nuestra música elegida. Para alcanzar el
bienestar deseado debemos tomarnos cinco minutos para
concentrarnos en ella.
Para combatir la tristeza: Para recuperar la energía
psíquica y eliminar el desánimo, la pena o los estados
depresivos debemos escuchar temas alegres, rítmicos
y energéticos. Para fortalecer esta terapia debemos
poner en práctica diversos ejercicios rápidos al compás
de la música. En cada lapso musical cambiaremos de
ejercicio, y cuando termine la música debemos descansar,
quedándonos en reposo durante un lapso determinado.
Los dos objetivos básicos de esta terapia son, por
una parte realizar ejercicios físicos, lo que nos
ayudarán a terminar con la tensión almacenada en nuestro
cuerpo y a mejorar nuestro estado de ánimo, ya que
el ejercicio físico elimina hormonas antidepresivas;
y por otro lado, utilizando el movimiento al son de
la música nos permite manifestar nuestros sentimientos
y emociones, que nos ayudarán a liberar lo que sentimos
y soltar todos los complejos que tenemos guardados
en nuestro inconciente.
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