La meditación no se puede describir, es una experiencia que debe ser vivida. Osho propone meditaciones que son técnicas activas y están en permanente movimiento.
Este maestro indio, considera como principal inconveniente para desarrollar esta Ciencia Interior de la Meditación, como él la llama, el problema que tienen los hombres modernos para simplemente, sentarse. De ahí que surge la primera gran dificultad, la capacidad de permanecer quieto y en silencio. Para que la meditación pueda ser llevada a cabo es necesario, aquietar la mente y el alma. Osho presenta una meditación dinámica que tiene cinco etapas y dura una hora, constituye una experiencia individual, de manera que el individuo debe permanecer con los ojos cerrados y tendrá que olvidarse de todos los que lo rodean. Lo ideal es realizar la meditación con el estómago vacío, con ropa suelta y con los ojos vendados para poder mantener la atención enfocada hacia el interior.
Etapas de la meditación: 1. Durante esta primera etapa que durará diez minutos, se realizará una respiración intensa y espontánea, para ello, se debe inhalar y exhalar rápidamente por la nariz. Mientras se imagina que el oxigeno es energía reconstructora para nuestro organismo, se deberá sentir el ingreso y el egreso de aire al cuerpo. 2. Esta segunda etapa, que también dura diez minutos, sirve para poder hacer todo lo que sentimos, para desinhibirse. Simplemente hay que mover los brazos, el cuello, cantar, sonreír, dejarse explotar. 3. En esta tercera etapa, mientras se entona algún mantra, se debe saltar con los brazos levantados, sintiendo que el sonido surge, lo más intensamente posible, del vientre. Dejaremos que el sonido golpeé fuertemente en nuestro centro sexual cada vez que la planta de los pies toca el suelo. Esta etapa dura diez minutos. 4. Esta etapa que dura quince minutos, sirve para relajarse de la actividad de la etapa anterior. Es el tiempo de detenerse. 5. Durante esta etapa de quince minutos, se debe poner música, para expresar todo lo que se siente, es el momento de la celebración. Si realmente se ha concentrado en cada una de las etapas de la meditación, se descubrirá que una potente energía se ha acumulado dentro nuestro y que permanecerá con nosotros durante todo el día.
El silencio: Uno de los conceptos fundamentales de Osho es el silencio. Considera que es el momento justo en el que se puede observar directamente la propia existencia. Considera que hay dos tipos de silencios, el que nos llega y el puede cultivarse. Este último, se puede lograr fácilmente ya que es la ausencia de ruido, lo que no significa que sea verdadero silencio. El verdadero silencio es el que se origina en el propio ser y no se establece desde afuera. El silencio es una presencia, no es la ausencia del habla. Este verdadero silencio debe existir también en medio de la muchedumbre, en medio del sonido de mil bocinas, así se escuchen ruidos y voces, ya que se manifiesta cuando nos encontramos centrados en nuestro propio ser, cuando nada nos perturba. El silencio no es solamente una ausencia de sonidos, sino que es una actitud. Nos sirve para poder mantenernos más cerca del centro real, para no perderse en el mundo y poder encontrarnos con lo más profundo e íntimo de uno mismo.
El Maestro: Las enseñanzas de Osho apuntan directamente al Maestro, considerando que sin él, no hay ningún tipo de enseñanza, ya que siempre manifestó cierta desconfianza por los libros, porque consideraba que, si bien los libros podían tener gran sabiduría una vez que lo descifrabas, lo hacías de acuerdo a tu propia mente, por lo que era como falsificar el libro. Para este líder, el libro era algo vacío, con gran cantidad de información, que proporcionaría numerosos conocimientos, pero el libro no nos permite llegar a la sabiduría, porque ésta, está dentro de uno mismo. Consideraba que saber acerca de algo no tenía sentido, el verdadero sentido estaba en el saber mismo. Los libros pueden dar una visión muy amplia de lo que se sabe sobre un determinado tema, pero eso funcionaría como una verdadera barrera hacia el verdadero saber. Por todo esto, le daba vital importancia al maestro, no para el mero aprendizaje, sino para guiar al discípulo hacia la experiencia directa.
El maestro tiene la misión de poner de pie a sus seguidores en medio de la experiencia, para que se echen a andar. Ya que el saber nunca termina, porque la experiencia es infinita.
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La meditación no se puede describir, es una experiencia que debe ser vivida. Osho propone meditaciones que son técnicas activas y están en permanente movimiento. 
