La magnetoterapia

La piedra imán natural denominada magnetita, tiene propiedades curativas y sirve para tratar distintas afecciones, desde estrés y dolores de cabeza, hasta la artritis. Es necesario saber antes de todo, que la Tierra es un inmenso imán que influencia directamente sobre todos los seres vivos que habitan en ella. Esta terapia natural tuvo sus orígenes en la Grecia antigua, cuando un pastor apostado en un suelo rico en magnetita, observó como éste ejercía su poder sobre la parte metálica de sus botas y de su cayado. Se cree también, que los griegos obtuvieron todos sus conocimientos acerca de las propiedades que tenían los imanes en distintas afecciones, de los egipcios. Se dice además, que hubo una obra publicada acerca de estos conocimientos y sus aplicaciones que se encontraba en la biblioteca de Alejandría que fue incendiada cerca del 48 a. C. luego esta terapia desapareció durante mucho tiempo.
Muchos siglos después, ya durante la Edad Media, los alquimistas europeos conocen esta piedra y le atribuyen numerosas propiedades.
Durante el S. XVI, El padre de la medicina moderna, llamado Paracelso la consideró muy beneficiosa para la sanación de diversas inflamaciones, enfermedades del útero, de los intestinos, para epilepsias y para ulceraciones entre otras cosas. Debemos saber que esta terapia utiliza las propiedades curativas que posee el imán, para el tratamiento de distintas enfermedades y dolores. En su origen se usaba la magnetita, es decir la piedra imán, pero en la actualidad se usan imanes permanentes de hierro, que poseen gran potencia y son aún más maleables. Son muchas las teorías que determinan porque la magnetoterapia da buenos resultados.
Una de las razones, es el componente de hierro que contiene la sangre y como el imán atrae al hierro, hace que ésta aumente su circulación suavemente contribuyendo a la buena oxigenación de la zona en la que se coloca dicho imán. El principio básico de la magnetoterapia es que la Tierra es un poderoso imán, y como actúa sobre todos los seres vivos, cuando se aplica un imán sobre un lugar del cuerpo donde hay una dolencia, la zona se reordena magnéticamente aliviando el dolor producto de ese desorden. Esta terapia trata dolores de cabeza, de cintura, articulares, dolor pelviano crónico, enfermedades como la artritis, fibromialgia, tendinitis, osteoartritis. Ayuda también al proceso de curación de fracturas óseas, rigidez del cuello y de los miembros inferiores, síndrome del túnel carpiano, desgarros musculares, desviaciones de la columna. También trae alivio a problemas derivados del estrés y a los trastornos emocionales.
Se debe considerar que es una terapia a largo plazo, y es posible aplicarla para numerosas dolencias. Permite tratar enfermedades crónicas, o enfermedades que han sido recientemente contraídas, sirve también como método de prevención. Cuando se esta tratando una enfermedad crónica será necesario proceder con esta técnica todos los días durante 10 minutos cada vez, e ir aumentando las sesiones a medida que el organismo se va acostumbrando. Cuando los casos son graves puede realizarse en forma intensiva durante dos meses para ir disminuyendo poco a poco la frecuencia. Se debe tener en cuenta que sea cual sea el caso no se debe aplicar más de media hora por día, y que es conveniente realizar cada aplicación durante la mañana temprano ya que al acelerar el flujo sanguíneo puede acarrear insomnio. Si bien no tiene contraindicaciones, es necesario tener en cuenta algunas recomendaciones tales como, exponer a períodos más cortos a bebes y a ancianos, el control por parte de un especialista a todas aquellas personas que tengan un marcapaso, las mujeres embarazadas no deberán usar esta terapia durante los primeros tres meses de embarazo, si se colocarán los imanes en la zona abdominal, es necesario esperar como mínimo una hora antes de ingerir algún tipo de alimento y se los deberá colocar en bolsas hipoalergénicas en caso que la persona sometida al tratamiento presente algún tipo de alergia a cualquier componente de los imanes. Otra práctica que puede ser de gran utilidad a la vez que es sencilla, es ingerir dos o tres vasos por día de agua magnetizada.

El método para magnetizarlas es muy fácil, se deberá contar con dos botellas de vidrio con agua, la primera botella se colocará sobre un polo positivo y la segunda botella encima de un polo negativo, después de permanecer durante un período de doce horas, se las deberán mezclar las dos botellas de agua. Hay distintos tamaños y formas de imanes, pueden ser cilindros, medias lunas, barras, herraduras, y son utilizados según la grado de la dolencia y también de cada necesidad particular del paciente. Existen terapeutas especializados que se encargan de llevar a cabos este tipo de terapias. Cada polo del imán, el negativo que coincide con el polo norte y el positivo que coincide con el polo sur, tienes distintos resultados terapéuticos. El polo sur es capaz de aportar energía y fortaleza, y es muy útil en caso de desgarros, de rigidez, de cicatrizaciones, de fracturas o quebraduras, de artrosis y de esguinces, entre otras. Para el tratamiento de infecciones o inflamaciones y también para calmar el dolor, está indicado el polo norte.