Esta técnica nos ayudará a reducir el estrés y purificar mente y cuerpo. Procederemos de la siguiente manera: Sentado en una silla, cierre los ojos y respire en forma lenta y natural. Adopte la posición de Gassho y tranquilice su mente, respirando lentamente, sin pensionarse, inhalando y exhalando por la nariz; si le resulta màs cómodo exhalar por la boca puede hacerlo, lo importante es que esta respiración sea natural.
Conéctese con la energía del Reiki, levantando los brazos, entreabiertos y estirados por encima de la cabeza, con las palmas de las manos hacia el frente. Sienta la conexión con el Universo y el Reiki que fluye por todo su cuerpo, fundiéndose con la energía. Esta energía emana desde las palmas de las manos hasta envolver todo su cuerpo. Lentamente baje las manos hacia los muslos y colóquelas nuevamente con las palmas hacia arriba manteniéndolas relajadas (como si estuviera sosteniendo un huevo en cada una). Fije su atención en el Tanden y escuche su respiración.
Al inhalar visualice la energía blanca de Reiki llenando su cabeza y baje al Tanden. Desde éste, la energía se extiende hacia todos los órganos, células y partes del cuerpo. Podrá sentir que el proceso de sanación está ocurriendo. Al exhalar visualice la luz que después de haber llenado todo su cuerpo, comienza a emanar de la piel y se funde con el aura hasta ser parte de ella misma y luego fluye hacia el infinito. En este momento debe liberarse de toda tensión. Continúe un tiempo con este ejercicio. A continuación adopte nuevamente la posición Gassho. Si siente cansancio, puede acostarse; pero si desea despertarse totalmente, haga rotar sus muñecas para despejar la mente.