El 70 % de la población es supersticiosa y a veces para sentirnos mejor, tener más suerte o vivir más seguros necesitamos tener a mano un fetiche. La costumbre y la superstición forman parte de nuestra vida. Tenemos un lugar fijo en la mesa, en nuestra cama o donde dejamos determinadas cosas, así como también jugamos siempre a un número de la lotería, o usamos una prenda o un determinado color que nos traerá suerte. Generalmente usamos objetos, en nuestra casa o en nuestro auto, que más allá de ser un objeto decorativo, tienen un componente mágico. Ese objeto que nos hacer sentir bien o que nos dará buena suerte es un fetiche. Estos elementos que a veces adquirimos o que nos regalan, como elefantitos de la suerte, amuletos para la armonía, muñequitos, son parte de ese mundo de fetiches. Estos objetos que ejercen cierta protección, funcionan gracias a nuestro poder mental, a nuestra fuerza de voluntad y a nuestra gran disposición energética. Su poder depende del cuidado que le damos, del lugar que le damos en nuestra casa, y al tocarlos o al verlos, activamos en nosotros mismos una energía particular que interactúa con el objeto. La magia esta precisamente en esto de cambiar algo establecido por intermedio de nuestro pensamiento, acción o palabra. Lo peligroso no esta en considerar que un objeto nos puede ayudar o nos trae suerte, sino la dependencia que se puede tener de él. Si el objeto que tocamos o que vemos nos hace enfrentar con seguridad todo lo que emprendemos y hace que lo que deseamos nos salga bien, entonces sirve, pero no se debe olvidar que no se trata del objeto en sí, que hace que las cosas salgan bien, sino de nosotros mismos y de nuestra energía. El mayor problema surge cuando dependemos del objeto para que las cosas nos salgan bien, ya que cuando se pierde ese objeto corremos el riesgo de perder el rumbo y empezamos a pensar que esta perdida nos trae mala suerte, por lo cual las cosas comienzan a salirnos mal. Debemos usar estos fetiches para que nos otorguen seguridad en lo que hacemos, para potenciar nuestra energía, para disponer de un apoyo energético que nos traiga suerte en el amor o en el hogar, pero nunca debemos depender de él, ni pensar que la energía positiva va a renacer de la nada. Lo más importante es que este fetiche, nos haga sentir bien. Debemos recordar que un fetiche no es mágico por sí solo, sino por el lugar o trato que le damos, tendrá más poder cuanto más interactuemos con él, sin depender de él, ninguno objeto con tradición mágica, religiosa o no, adquiere poderes por ellos mismos. Por otra parte un objeto que nos trae suerte no puede de un momento a otro pasar a ser algo que produce un efecto contrario, lo que si suele ocurrir que algunos objetos nos causan incomodidad o desasosiego, estos sí, los debemos eliminar de nuestra vida. Si consideramos que un determinado objeto mágico nos trae mala suerte debemos desecharlos o bien mentalizarnos para revertir esta situación y que ese elemento nos otorgue armonía.
Entre los fetiches más comunes
hay:
Budas: Por lo general dan buena suerte y armonía en el hogar. Según los expertos deberíamos tener uno en nuestra casa. Para efectuarles una petición se dice que hay que tocarles el ombligo.
Aves: Existe una gran variedad, las más comunes son el águila que nos otorga fuerza, valor y capacidad imaginativa, y el loro que nos potenciará la comunicación y la amistad.
Muérdago: Se lo utiliza para protección, ubicándolo boca abajo detrás de la puerta de entrada de la casa o de la habitación. Como solo se puede utilizar un ramillete por año, cuando se lo reemplaza por uno nuevo, el viejo debe ser enterrado en el jardín o en un bosque cercano.
San Pancracio: Debe ubicárselo cerca de la caja registradora, si tenemos un negocio, o cerca de donde guardamos el dinero en nuestra casa, ya que se lo considera el protector de los negocios y sirve para que entre dinero a la casa. Debemos también ubicar cerca de él, perejil fresco y algunas monedas.
Rosa de Jericó: Se considera que sirve para armonizar la casa y eliminar las energías negativas. Debemos comprar el bulbo seco, colocarlo en un recipiente con agua, luego de un tiempo este se expande y adquiere un hermoso color verdoso.
Piedras o gemas: Todas sirven para irradiar buenas vibraciones y para dar vida a los ambientes donde se las ubica. Lo ideal es adquirir piedras que encontramos en un bosque, en un río, cualquiera que adoptemos como nuestra, y debemos desechar aquellas que tienen valor comercial.
Magos y dragones: Si bien hay figuras específicas para cada situación, por lo general suelen utilizarse para la buena suerte como cualquier figura mitológica. Se los debe ubicar en el lugar donde se realizan reuniones o en el salón principal de la casa.
Saquito de hierbas: Es importante que cada uno de nosotros cree su propio saquito de hierbas, este además de dar aroma, otorga paz al espíritu. Un ejemplo es el de manzanilla y vainilla que puede ubicarse en el cajón de un armario. Se lo suele usar especialmente para protección de los niños.
Máscaras: No se las debe ubicar en dormitorios, ni tampoco orientarlas de manera tal que nos miren. Ayudan a canalizar la energía, fomentan las ideas y protegen el hogar.
Búhos: Todos son considerados de la suerte. Los esotéricos aseguran que nos sirven para anticiparnos a las desgracias que pueden venir y que también nos protegen contra el mal de ojo.
Crucifijos: Son beneficiosos para la corriente energética en general, independientemente de la creencia litúrgica. Ayuda a la resolución de los problemas, ya que representan el martirio y la resurrección. Se los debe ubicar en pasillos o recibidores, es decir, en los lugares de paso.
Cuernos: Se utilizan para potenciar la vitalidad y la energía de aquellos que los poseen. Sirven los de cualquier animal. Se los debe ubicar en lugares de trabajo o de estudio.
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El 70 % de la población es supersticiosa y a veces para sentirnos mejor, tener más suerte o vivir más seguros necesitamos tener a mano un fetiche. La costumbre y la superstición forman parte de nuestra vida. Tenemos un lugar fijo en la mesa, en nuestra cama o donde dejamos determinadas cosas, así como también jugamos siempre a un número de la lotería, o usamos una prenda o un determinado color que nos traerá suerte. 
