Fantasías sexuales

Los hombres, aunque estén excluidos de las fantasías entre dos mujeres, deberían aprender de éstas, las demostraciones de afecto y de deseo. Es necesario prestar atención al ambiente que se debe crear para dar inicio a la seducción. La conversación es el primer paso para crear la confianza durante la conquista de la amada. Se llega entonces a la gratificación, al deseo, a la pasión, al placer de ambos, cada compañero tiene que lograr la satisfacción antes del desenlace. Debe existir un buen grado de ternura, para culminar con el abrazo, ajeno a la actitud fría e insensible de darse vuelta en la cama, para quedarse dormido dejando a su compañera que viaje sola a la realidad, mirando el techo y con una sensación de abandono.
Si bien, estas situaciones no son del gusto de todos los hombres, sí, forma una buena parte de sus costumbres. El hombre se encuentra preso a numerosos problemas físicos y mentales con respecto a los deseos de la mujer, de querer continuar con ese juego que es previo al amor. Ciertamente el hombre se siente más viril con su pene erecto, embistiendo, más que abrazando.
Ya desde niño el hombre se pasa queriendo demostrar su virilidad, bajo mandatos establecidos por el padre como la obligación de tener que ser hombres. Mientras tanto una mujer no tiene que demostrar que es mujer. Las mujeres son capaces de sentirse excitadas por otra mujer, en sus fantasías, son capaces de sentir alegría, amistad, hasta una sensación erótica. Las fantasías homosexuales despiertan gran ansiedad y miedo en los hombres, mientras que las mujeres las aceptan como una expresión de afecto, de exploración y de curiosidad. Las mujeres no tienen nada que perder en estas fantasías, ya que si no tienen un orgasmo en la relación, ni si quiera se les cruza que puedan ser lesbianas, mientras que si un hombre no tiene erección entra en pánico ante el miedo a la impotencia, a la flojedad e incluso a la homosexualidad. De esto se deduce que las mujeres están más convencidas que el hombre, de su identidad sexual. Si consideramos que el sexo femenino es para sí mismo un misterio, más aún es para los hombres. Las mujeres, al cabo de siglos de dejar todo por establecido, han empezado a ver el misterio de ser mujer y descubren que no se conocen unas a otras. Hay teorías que dicen que las escenas sexuales no excitan a las mujeres, pero sin embargo, la mayoría disfruta con las películas pornográficas o viendo mujeres desnudas en medios gráficos.
La masturbación surge naturalmente frente a estas situaciones. Estas mujeres, pasan a formar parte de la generación que se garantiza el orgasmo por medio de la estimulación del clítoris. El sexo oral para las mujeres cobra vida en la realidad y en la fantasía, a finales de los setenta y en los ochentas. Los estudios realizados en los últimos años muestran a la mujer con una gran preferencia por el sexo oral.

En otras épocas, éstas se sentían aterrorizadas por perder el control a causa del sexo oral y los hombres soñaban con obtener el permiso de la mujer para practicarlo. Las mujeres que estaban preparadas para no perder el control, eran llamadas "mujeres decentes", y tenían miedo que el orgasmo clitorídeo las llevar a un viaje infinito, del que no recuperarían la conciencia.

Las mujeres de hoy desean que los hombres tengan la misma experiencia que las mujeres de sus fantasías. Si las mujeres digieran lo que realmente quieren, quizás los hombres podrían aprender, pero éstas odian dar a los hombres instrucciones de lo que deben hacer. Prefieren soñar con una mujer, a la que no hay que decirle nada, creada para tal fin. Los hombres, por otro lado, reaccionan sorprendidos, agradablemente, ante esta clara presentación de poder sexual o bien, piensan que desean el control o incluso que los quieren excluir. La finalidad de las fantasías de la mujer por explorarse mutuamente y satisfacer su curiosidad, acerca de las zonas sexuales de otras mujeres, es aprender más de ellas, para vivir más felices con los hombres.

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