Egoísmo y competitividad

Los objetivos que persiguen los seres humanos tienen dos clasificaciones, el modo de hacerlo, que involucra esfuerzos competitivos y cooperativos, y los propósitos ocultos, donde están los empeños egoístas y generosos. Si bien el ganar, el tener ambiciones, el querer tener éxito, pone a algunas personas en una situación incómoda pues creen que pertenecen a una rivalidad egoísta que se desarrolla en este mundo. Pero, no siempre el triunfo de uno, se tiene que basar en el fracaso de otros, no necesariamente involucra la infelicidad de los demás. No es necesario beneficiarse a expensas de los otros, se puede competir o cooperar, los seres humanos pueden, cooperando entre sí, lograr el bienestar individual o colectivo. Vale considerar que los deseos de lograr algo, puede expresarse de distintas maneras, de modo egoísta o altruista o bien competitivo o cooperativista. La ambición puede estar dirigida hacia el altruismo, como el que ambiciona ayudar y proteger a los pobres y necesitados. Las ambiciones son válidas tanto para el hombre como para la mujer, ya que el nivel de aspiraciones no tiene diferencias sexuales. La mujer es tan competitiva y tan deseosa de éxito como el hombre, cuando incursiona en ese mundo considerado netamente masculino. Las mujeres que realizan tareas ejecutivas no se diferencian de los hombres que realizan esa misma tarea, poseen tantos objetivos, conductas, personalidad y motivaciones como los hombres.
Se creía que el aporte intuitivo, humanitario y comprensivo de la mujer en el mundo de los negocios, ofrecería el equilibrio, pero esas supuestas diferencias sexuales no existen en este mundo. Lo que si esta comprobado, que los hombres ya en su edad madura, una vez que han logrado sus fines en lo que se refiere a su labor profesional, tienden a canalizar sus desafíos en el campo doméstico, en la familia, en la crianza de hijos o nietos y en las relaciones interpersonales. Es sabido que se tiene lo suficiente, cuando se logra estar contento con lo que se tiene.
Siempre en nuestros objetivos hay un nivel ideal, uno intermedio y uno mínimo. Los límites entre los niveles ideales (que tienen alguna posibilidad de hacerse reales), y las ilusiones absurdas, (que solo son fantasías creadas para huir de la realidad), son muy sutiles. El nivel de aspiraciones reales esta íntimamente relacionado con el grado manejable de dificultad. El resultado entre desempeño y capacidad es muy importante, porque cuando las exigencias hacen que el individuo se encuentre por debajo de ese nivel, éste piensa que rinde todo lo que puede. El nivel de aspiraciones es muy distinto en cada individuo y no existen patrones determinados que las distingan, así como algunos con frecuencia fracasan, pues se imponen metas muy altas, otros logran sus metas, consiguiendo gran placer con niveles de exigencia más bajos. Después del éxito, todos los individuos se proponen metas más altas que varían según la característica de cada persona.

Las aspiraciones también han sido víctimas de los medios de comunicación, que han hecho sobrepasar los límites realistas. La salud ha sido afectada por las exigencias del medio, y en el campo sexual a aumentado el sentimiento de insatisfacción y de insuficiencia.
Es importante saber que el que llega primero, no es el que siempre gana. Si logramos un rendimiento superior al que se preveía, el segundo lugar no será considerado un fracaso. Puede ser beneficioso, si sabemos de antemano que no ganaremos, ya que nos esforzaremos sin llegar a extenuarnos y podremos vivir como un verdadero triunfo este segundo o tercer puesto.
Se sentirá sensación de fracaso, cuando las aspiraciones son muy importantes y no se llegan a concretar. Vivimos un duelo cuando tenemos que renunciar a algo muy deseado, y a su vez podemos tener momentos de gran alegría cuando desechamos aquellas aspiraciones que nos han provocado fracasos y decepciones. Sentimos un gran alivio cuando disminuimos el nivel de nuestras aspiraciones para hacerlas más reales. Lo cierto es que todos buscan desafíos que los ayuden a plasmar su vida y a hacer realidad, por así decirlo, la misión en esta vida.

Egoísmo y competitividad: