Desde tiempos remotos el hombre ha ido creando seres y dioses con extraordinarios poderes para mitigar su asombro, su inseguridad y sus miedos, a los fenómenos del mundo, los que no ha entendido y que a la vez le resultan amenazadores. Aún con el avance de la ciencia y la tecnología, siguen vigente ciertas incógnitas que provocan temor y hacen, que muchos se avoquen a buscar la protección de distintas deidades. La creación de los más extraños cultos y creencias son producto de de ese temor a lo desconocido.
La Pachamama. Es una deidad de los aymará,
popularizada por los Incas, su nombre significa "Tierra
Madre" o "Madre de la Tierra". Esta representada por una
india petisa y de cabeza grande. Lleva en sus pies, grandes
sandalias y un sombrero de ala ancha, en su cabeza. Tiene
puesto una víbora como lazo y es acompañada por un quirquincho
o armadillo, y un perro negro.
Suele llevar también, recipientes con oro y plata para beneficiar a todos aquellos que la veneran. Cuando alguien la enoja, les envía rayos y tormentas. Tiene en sus manos el poder de proteger a los hombres, beneficia la caza, multiplica el ganado, y puede dominar las enfermedades, las plagas y las heladas. Es muy protectora y se la adora con reverencia. El lugar donde se le rinde culto, esta hecho con una pila de piedras, generalmente, creado en los cerros, en las encrucijadas o a orillas de los caminos. Estas especies de templos reciben el nombre de apacheas. En estas apacheas, se les deja como ofrenda bollitos de coca, llamados acullicos, bebida fermentada o chicha, o un cigarro. El rito más común es el de volcar, en un hoyo de la tierra, un poco de esta bebida, antes de beberla. Hay una gran fiesta en su nombre que se realiza el primer día de agosto, que se denomina "la Corpachada".
El pombero. Es uno de los duendes más temidos
por los niños. Su nombre tiene origen en la palabra pomberiar,
que en guaraní significa espiar.
Es el protector de los pájaros. Esta representado por un hombre negro, petiso, como un enano musculoso, peludo y horrible, además usa un gran sombrero de paja. Es invencible, ya que una de sus características es la de tener mucha fuerza. Hay versiones que lo presentan como un ser muy flaco y alto, pero también temible. Hay quienes además, lo consideran como un gran duende protector, que puede hacerse invisible o tomar cualquier forma. Recibe también el nombre de pies velludos o emplumados, porque algunos dicen, que al caminar no hacen ruido. El pombero imita el canto de las aves y también silba, además espía y persigue a todo aquel que les hace daño a los pájaros. Se dice que el pombero durante el día recorre, con una caña en la mano, los montes, y con ésta castiga a los niños que están cazando pájaros. Más tarde los toma prisioneros y los abandona atontados, o en el peor de los casos, los abandona muertos después de habarles chupado la sangre. Durante la noche hace también estos recorridos por el monte pero, para atrapar a los niños que andan cazando a los cocuyos, que son insectos que emiten una luz azulada durante la noche. El Pombero es apodado también Mascadita, pues le gusta mascar tabaco, además de tener el vicio de fumar. Dicen que para hacerse amigos de él, y recibir su protección, es necesario que se le obsequie para mascar, tabaco negro, junto con miel del monte y huevos, que son sus alimentos preferidos. Luego de esto, puede ayudar a encontrar cosas perdidas.
Súpay. Este Dios, para los Incas, es un Dios maligno,
considerado como el principio del mal. Se lo consideraba
el creador de todas las maldades y catástrofes, como inundaciones,
sequías, terremotos, causaba enfermedades y pestes. El cristianismo
lo ha identificado con el Diablo, y los Incas, decías que
vivía en un infierno ubicado en el mismo centro incandescente
de la Tierra. Los lugareños decían que tomaba la forma de
hombre, un hombre rico y muy buen mozo, con chiripa de color
negro, chaqueta, espuelas de plata y oro, un facón y un
rebenque. Tiene un hermoso caballo negro, con largas crines
y con muy buenos implementos de montura. Suele enfrentar
a los más osados payadores, pues tiene fama de ser un habilidoso
payador. Existe otra representación, que lo muestra como
una combinación de hombre y de macho cabrío, cuyo rostro
es el de un sátiro, con una pera larga y bigotes grandes,
con cuernos de chivo y un cuerpo muy velludo. Aparece en
medio de una llamarada o una nauseabunda nube con olor a
azufre y entre un estrepitoso trueno. Realiza pactos con
el hombre, en los cuales les ofrece cumplimentar sus deseos
a cambio de hacerse propietario de su alma. Su Templo se
llama la Salamanca y es donde se reúne con brujas y con
sus cortesanas, y es en este lugar donde le regala determinados
favores a todo aquel que se atreva a entrar.
Suele alojarse en las víboras, los escuerzos, los cerdos, las mulas, los perros negros y sobre todo los machos cabríos. Es conocido en algunos lugares, como el Malo, y este apodo es utilizado también en algunas narraciones de los payadores.
Epunamún. Es un Dios entre los Mapuches,
y su nombre significa "dos pies". Es un espíritu de extremidades
robustas y piernas deformadas, tenía un pie hacia delante,
normal, y uno hacia atrás, que partía del talón del primero,
de allí su nombre. Tenía además, brazos largos y un cuerpo
normal, cubierto de pelos. Su mirada era resplandeciente
y caminaba dando saltos con los dos pies juntos. Los indígenas
evitaban decir su nombre pues como era el Dios de la guerra,
solía desatar una multitud de conflictos. Además era el
Dios, al que se le pedía consejo para llevar a cabo una
batalla, ya que les otorgaba dones espirituales de fuerza,
valor e integridad. También, cuando se comprometían a cumplir
una promesa lo hacían jurando por él, sabiendo que si no
se cumplía con este juramento podían ser presa de fuertes
castigos. En ocasiones, resultaba una especie de oráculo,
ya que los sacerdotes y magos acudían a él, para consultar
acerca de su futuro. Tenían además la costumbre de dar una
serie de saltos a su alrededor, con los pies juntos. Los
conquistadores españoles lo describía como un ser divino
con dualidad sexual.
Coquena. Es una divinidad que protege las
vicuñas, las llamas y los guanacos. Es el Dios de los valles
calchaquíes. Era representado con la forma de un enano,
cuyo rostro, de piel cobriza, tenia rasgos indígenas.
Se vestía con casaca y calzón, usaba un gorro tejido con lana de vicuña, y usaba unas sandalias diminutas. Recorría los cerros silbando y mascando coca, y sobre todo evitaba que los hombres lo miraran. Como es un permanente vigilador de los rebaños de llamas, vicuñas o guanacos, los suele arrear a mejores valles cuando estos rebaños están sin pastor.
Es muy difícil encontrarse con Coquena, pues se oculta permanentemente y cuando se lo logra ver, esta visión es muy fugaz, pues este duende se convierte inmediatamente en un espíritu. Quien lo descubre puede recibir el bien o el mal, porque suele entregar riquezas o castigos muy duros. Castiga a los que maltratan a los animales que están bajo su protección, y premian a los buenos pastores, con monedas de oro. A los cazadores de vicuñas y guanacos, los perseguía tenazmente y los castigaba terriblemente, pues los consideraba sus enemigos.
El Pujllay. Es el llamado espíritu del Carnaval,
y tiene una apariencia ridícula. Es el culpable de todos
los abusos y las orgías de todos los festejos, durante el
carnaval. Es representado como un muñeco harapiento y pintado
de varios colores, se presenta montado en un chivo o en
un burro de pelaje blanco. Es muy hablador, alegre, insolente,
sarcástico, un poco embustero, pero también protege a los
pobres y les lleva su alegría, acompañada de cantos y bailes,
es además muy humilde. Su reinado dura solo tres días, es
tan alegre como efímero. Preside estos festejos, cabalgando
en su burro o chivo blanco, y los concurrentes a esta gran
fiesta lo siguen y lo aclaman, mientras que él les arroja
en el rostro almidón y los castiga con ramas de albahaca.
Durante toda esta fiesta se baila, se ríe y bebe tan abundantemente
que todo termina, con una gran borrachera. Mientras la caja
cayera, una especie de tamboril, no deja de sonar, se escucha
el estruendo de los cohetes estallando. Después de dos días
de festejos, el tercero, llamado de ceniza, es el día durante
el cual, se le da entierro en las afueras del pueblo. Este
día transcurre en medio del dolor y del llanto. En la tumba
de este monigote se depositan frutos de la tierra, en agradecimiento
por haber pasado lindos momentos, y para que éste, ya convertido
en Dios, los duplique en el siguiente año.
Yacy Yaceré. Este personaje es por sus
malas obras, considerado más un demonio que un Dios. Se
dice que vaga, por los campos desnudo, protegido solo con
un gran sombrero de paja y de ala ancha. Es como un enano
muy bello, de cabellos rubios largos y barba dorada. Utiliza
como arma y varita mágica, un bastón de oro, que nunca abandona.
Suele decirse que en su mano esconde un silbato con el cual
reproduce un estremecedor llamado con el que anuncia su
llegada, pero además cuando suena, en medio de la noche,
asusta a todas las mujeres. Su hogar es el hueco de los
árboles de la selva, y solo sale de allí a la hora de la
siesta y en las noches de luna llena.
Se cuentan entre sus peores hazañas, la de robar niños, a los cuales los envuelve con enredaderas, y luego de lamerlos, los devuelve, a otros niños los ahoga en el arroyo más cercano. Suele también mantener niños cautivos para que lo ayuden a robar a otros niños. Otra de sus maldades, es la de raptar doncellas hermosas, para poder satisfacer sus instintos sexuales, dando como resultado, que los niños nacidos de esta relaciones poseen las mismas maldades de su padre. Si se le ofrece miel silvestre y hoja de tabaco para mascar, que es su alimento y su vicio preferido, se puede obtener su amistad. Esta amistad, ayudará a triunfar en cualquier empresa que se realice, durará mientras se cumpla puntualmente con las ofrendas, el día que una de ellas se olvide, se convertida en un terrible enemigo. En su aspecto más bueno cuida la selva, protegiéndola de su destrucción.