La palabra Lama, en tibetano, determina a una persona respetable. El común de la gente cree que un lama es un monje tibetano, pero solo llega a ese nivel, aquel monje que ha permanecido en el noviciado desde la niñez, pasando por duros años de estudio y de práctica. Los primeros maestros hindúes que llegaron cerca del S VII fueron los iniciadores del sistema monarcal. Los mongoles en el S XVI invadieron el Tibet y designaron gobernador al nativo con más ascendentes en la población, para que fuera gobernador. Como la persona elegida era el lama con mayor rango se le agregó además el rango de jefe espiritual, el poder político y económico.
Con el tercer sucesor, esta suma pasó a llamarse Dalai Lama, que para los mongoles significaba "Océano de Sabiduría" o "Vasto Océano". Es considerado para los tibetanos, glorioso, poderoso de palabra, puro de mente, sabio, sagrado, glorioso. El Dalai Lama es considerado como una única entidad, que para cumplir su función debe reencarnarse tantas veces como sea necesario, por lo que se deduce que para llegar a esta condición, no es necesario ningún esfuerzo voluntario. Cuando muere el Dalai Lama XIII, su rostro se vuelve hacia el este, lo que hace que se busque en esta dirección al sucesor.
En un alejado pueblito rural, el 6 de julio de 1935, nació Tenzin Gyatso, hijo de un cuidador de caballos, ya desde muy niño manifestó grandes virtudes. Guiados por visiones proféticas una delegación de Lamas llegó a la casa de Tenzin cuando éste tenía solo 2 años, para saber si era una reencarnación.
Los exámenes más comunes realizados a Tenzin, fueron los de presentarles numerosos objetos entre los que se hallaban objetos del anterior Dalai Lama. Indefectiblemente el niño siempre reconocía uno. Pero, el cetro de mando fue la prueba decisiva, el niño duda cuando elige el primero, que luego lo desecha tomando otro, que sí asegura que perteneció al anterior Dalai Lama.
La razón, era que el primer cetro que hizo dudar a Tenzin había sido regalado por el jerarca a un amigo y el que eligió afirmativamente, fue el que tuvo en sus manos hasta su muerte. Una vez elegido, el niño queda a cargo de tutores, e inmediatamente comienza su educación monarcal. Mientras tanto, el gobierno espiritual del Tibet queda a cargo de regentes hasta que el elegido cumpla 18 años. El pequeño Tenzin creció en el Palacio de Potala, residencia de los anteriores Dalai Lamas, estudiando metafísica y filosofía de la religión. v
El Dalai Lama creció feliz, a pesar de los rigores y exigencias de su formación. Tenzin se hizo cargo de su gobierno a los 16 años, a causa de la invasión china que lo obligó a observar, silenciosamente, como la ocupación china restringía sus libertades y su religión. El Dalai, durante los primeros años mantuvo una obediencia moderada, para mantener los estilos de vida tibetanos.
Como hombre de estado, a los 19 años tuvo infructuosos encuentros con el gobierno chino, con la finalidad de no innovar la situación del país. A los 21 años prometió, que siempre seguiría el camino de la paz y que nunca se involucraría en actos de violencia. Entre tanto el gobierno tibetano, solo pasó a ser un símbolo, no tenía poder para ejercer su autoridad y defender al pueblo, que ya no tenía que comer, eran perseguidos, obligados a ejecutar trabajos forzosos, los hombres eran torturados y considerados presos políticos, las mujeres esterilizadas y muchos fueron asesinados.
En 1959, ante la amenaza china hacia su persona, y considerando que mientras él se mantuviera vivo, se mantendrían vivas las esperanzas de su pueblo, decide dejar el país. Semanas más tarde se instala en la India, que desde entonces pasó a ser su hogar. Más tarde, miles de tibetanos dejaron su país para establecerse cerca de su líder, conformando una verdadera ciudad tibetana en la India. A causa de este masivo exilio y a su característica extrovertida, este Dalai Lama lleva una mejor vida social que sus antecesores, relacionándose con científicos, artistas, políticos, espiritualistas, etc. Considera que en el pasado, el Tibet permaneció muy aislado, lo que favoreció a la invasión china. Recibe el Premio Nóbel de la Paz, para asegurar entre otras cosas los derechos humanos y democráticos de su pueblo tibetano. Aquellos que lo han conocido afirman que el pueblo tibetano, es un pueblo feliz, que el Dalai Lama es afectivo, atento y jovial. Vive con sencillez, sin ostentaciones, se levanta a las 4 de la mañana a orar, para que todo lo que haga, piense y realice sea positivo para los otros. Aprecia el amanecer caminando por el jardín, el resto del día medita, continúa con sus estudios religiosos, se reúne con la gente de su gabinete y recibe visitas. En noches de luna llena, permanece despierto hasta muy tarde, para mirar como ésta brilla también sobre su pueblo tibetano. Para el Dalai Lama la manera de generar amor es dar amor, incluso a los enemigos. Considera, que se podrá generar más amigos y nos podremos sentir mejor, si mantenemos un corazón amante.
Que solo serás feliz si tienes paz mental, las mentes perturbadas hacen perder la felicidad. Hay que buscar la felicidad en función de los valores internos y no de las cosas externas, las materiales. Considera que la paz mental es el arma y la munición es la sabiduría. Lo correcto es saber utilizar la capacidad física, mental e intelectual para beneficio de los demás. Desear que los demás sean felices, ayuda a construir una mente altruista.
Lo que nos permite hacer uso del progreso material, es el progreso espiritual. Lo importante es considerar un esfuerzo en conjunto, compartir el sufrimiento de los otros, respetar los derechos ajenos, comprender la condición humana de los demás, para ayudar a resolver los problemas que enfrenta la sociedad, referidos al desarrollo económico, crisis energética, cuestiones geopolíticas, conflictos entre ricos y pobres. La ira hace perder la capacidad del cerebro, la habilidad de discernir entre lo que esta bien o lo que está mal, es una de las enfermedades más serias de la humanidad.
Es importante la práctica de la tolerancia y de la compasión, sin llegar al extremo tal, que se aprovechen de esa situación. El budismo trata de poner en práctica seis perfecciones, el dar, la paciencia, la ética, el esfuerzo, la sabiduría y la concentración. Los principios morales y éticos son fundamentales en la política, sin estos elementos la política no promueve el bienestar de la población. Es necesario que los líderes humanitarios y religiosos fortalezcan las organizaciones civiles, educacionales, culturales y religiosas, para llegar a revivir los valores humanos y espirituales en los gobiernos de hoy. Todas las religiones encierran el mismo mensaje, el camino hacia un estado pacífico, ético, disciplinado y juicioso. Cada creencia se esfuerza en evitar la desdicha y alcanzar la felicidad.
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