La envidia es un estado de tristeza o pesar por el bien ajeno que no distingue edad, raza, sexo o religión. Genera sentimientos de celos y codicia en la persona que mira y desea lo que el otro posee. Muchas veces la emulación es una de las expresiones que deja en evidencia cuándo una persona es envidiosa. Quiere tener, ser y hasta parecerse al otro, a quien mira con rencor.
Aunque ambicionar, desear, anhelar o apetecer son sentimientos naturalmente humanos cuando se ven empañados por el interés, la mezquindad o la avaricia, se genera la envidia. En muchos casos, las personas no se dan cuenta de que son envidiosas. Estudiosos de la conducta humana afirman que la principal característica de este tipo de personas es que sobreestiman los atributos del envidiado y con eso se vacían a sí mismos. Allí es donde aparece la tristeza. Por otra parte, la envidia es una clara expresión de intolerancia para con lo diferente. Se ponen en juego actitudes de agresividad, astucia que puede llegar hasta el robo, el objetivo es arrebatar lo que el otro posee. El término envidia proviene del latín "invidia" que significa "mirar en forma maliciosa". Santo Tomás de Aquino, de manera suave pero terminante la define como "la tristeza con relación a las cosas buenas del otro". Desde la antigüedad, los brujos y hechiceros definen la envidia como un sentimiento que surge desde el intelecto pero que no afecta al corazón sino al estómago, que es el lugar del cuerpo que pide, que exige. La envidia no es apetito, es hambre. En este caso, hambre de tener lo que posee el otro, con odio y con rencor desesperado. La voracidad por tener los bienes del otro ya sean materiales o espirituales, se dirige hacia los intestinos. Es interesante observar que si estamos arruinados, fundidos o enterrados hasta el cuello tratando de salir, no nos van a envidiar. Todo lo contrario. En cambio la envidia aparece cuando nos va bien. Por ello muchas veces sentirse bien puede transformarse en una desgracia y atraer el "mal de ojo". El conocimiento de antiguas recetas y rituales para protegernos de este oscuro sentimiento, nos darán herramientas para poder encarar estas situaciones. Es importante para saber distinguir y detectar a quienes sienten envidia por nuestra situación. Generalmente sirven para prevenir, pero cuando el daño ya está hecho es necesario aplicar una terapia curativa, aunque ambos sean procedimientos distintos. La buena interpretación y la lectura de estas recetas ayudarán a las personas envidiosas que deseen de todo corazón superar esta enfermedad. El "mal de ojo" perjudica mucho al que lo recibe, pero es mucho más dañino para quien lo realiza porque se acostumbra a convivir con la codicia. Esto le genera amargura y rencor que se depositan en el estómago provocando muchas veces duras enfermedades. Al igual que con las recetas de cocina, estas que se detallan a continuación son fórmulas para llevar a cabo determinado preparado. Algunas serán de su agrado; otras no. Con los rituales ocurre lo mismo, asi como algunos prefieren las pastas, el pescado o las carnes rojas.
Un mismo problema no tiene una única solución. Lo importante es creer y confiar en que lo que está realizado, va a ser algo positivo y va a ser de su agrado.
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