Esta religión nos permitirá aplicar
su sabiduría en la vida cotidiana, aprendiendo de esta manera
a vivir mejor y lograr la paz interior.
El budismo es considerado una ramificación del Hinduismo, es una religión que nació entre el siglo VI y V a. C. en el noroeste de la India. del hinduismo obtuvo determinados principios como el karma, y centra sus enseñanzas en lo que se denomina las "cuatro nobles verdades", estas son: toda existencia es sufrimiento, el origen del sufrimiento es el deseo, el sufrimiento puede ser descartado mediante el abandono del deseo, el medio que logra alcanzar esta meta es la práctica del noble óctuple sendero, conocido también como el "camino del medio", porque se desliza entre la auto mortificación y la autoindulgencia, y es el único modo de eliminar el sufrimiento, que es correspondiente a toda existencia.
El budismo, para nosotros los occidentales, posee un atractivo fundamental que radica precisamente en que su objetivo máximo es ayudar a lograr la paz interior en un ser humano común y esta paz se adquiere cuando se logra reconocer las verdades citadas. No se trata de convertirse en un budista, sino de aplicar estas ideas para aprovechar esa sabiduría y así lograr vivir mejor. El budismo se origina en las enseñanzas que provienen de Siddhartha Gautama, que nació en el año 563 a C. en una zona cercana a la frontera entre India y Nepal. Creció en un hogar lleno de riquezas ya que era hijo del rey de Kapilavastu. Emprendió la búsqueda de la verdad y la paz interior, cuando cumplió los 29 años, renunciando a todos los bienes materiales y a su familia. Descubrió el dolor de la humanidad, enfrentándose con la enfermedad, la vejez y la muerte, cuando elige abandonar su vida de opulencia en su hogar paterno y salir del palacio, para conocer como se vivía en el mundo exterior. Luego de conocer la angustia que ocasiona la propia existencia, abandona su antigua vida y se dedica a buscar la forma de atenuar el sufrimiento del hombre. A la edad de 33 años, y después de conocer algunos maestros, alcanza, luego de un gran trabajo interior que casi lo conduce a la muerte, la iluminación. Por la iluminación que alcanzó a través del Nirvana se lo llamo el Buda. Luego dedicó su vida a la predicación y enseñanza de sus experiencias. A pesar que su doctrina se cumplió después de su muerte, podemos enumerar algunas de sus enseñanzas: Para lograr la felicidad es necesario dejar de poner atención en lo placentero o en lo desagradable, ya que en ambos habita el dolor. No deberás insultar ni herir a nadie. Es necesario cultivar pensamientos elevados y permanecer silenciosos. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de auto purificarse. Todo mal que nos ocurre proviene de lo que nosotros mismos hemos hecho. Las causantes de la miseria son la codicia, la sensualidad y el apego a las cosas materiales. En la real sabiduría no hay discriminación. La doctrina del Buda negó la existencia de un alma permanente, pues consideró que esa concepción conducía al egoísmo, a la ansiedad y al sufrimiento. Es así como la existencia humana se caracteriza por no poseer alma, ser imperdurable y por experimentar el sufrimiento. Esta condición de nuestra existencia solo puede ser superada por el sometimiento de los sentidos, el aquietar del deseo y por la práctica constante de la meditación. El objetivo final del budismo es lograr la paz absoluta o el Nirvana, que se define como la plena desintegración del yo interior o de nuestra personalidad. Es un estado que reintegra el ser al gran todo, de donde ha surgido, además en este estado se sobrepasan los límites humanos de la percepción. Para lograr alcanzar el Nirvana, es necesario desarrollar las cuatro actitudes que permiten la paz interior.
Estas actitudes son, la amabilidad y ternura, la compasión, la alegría benigna, y la justicia, y son conocidas como "Los palacios de Brahma". Su enseñanza esta basada en el concepto de la filosofía hindú, que se fundamenta en la creencia del karma y que une el futuro existencial del ser a la actuación en esta vida.
Eso explica que todas las acciones, ya sean, buenas o malas, influirán en el alma a lo largo de las diferentes encarnaciones. Así es, que el karma manifiesta la idea de una ley moral natural o justicia universal, por medio de la cual nuestros actos son determinantes en nuestra propia existencia, más allá de la muerte.
Por eso cada encarnación estará condicionada por el karma anterior, que solo a través de las vidas posteriores puede ser redimido. Si bien la vida en el monasterio permite hallar la felicidad, ya que es una vida de renuncia en la que, el deseo es eliminado, las enseñanzas del Buda no obligan a una total renuncia al mundo, sino que motiva la ética como sendero de vida. Reconocer la verdad de nuestra existencia, es entender que la vida es sufrimiento y que solo si lo aceptamos, se podrá ser libre. Asumir lo peor nos permitirá concentrarnos en lo mejor. El Maestro consideraba que era tan mala la vida de placeres, porque era buena pero vana, como la vida de mortificaciones porque también era vana e inútil. Los monjes budistas se basaban en tres principios básicos, el celibato, el voto de pobreza y la practica de la paz. Existen 8 leyes o normas de conducta que cualquiera de nosotros podemos aplicar en nuestra vida, para alcanzar la paz interior. Estas normas a su vez sintetizan tres conceptos fundamentales meditación, moralidad y sabiduría.
Las ocho leyes son:
1. Fe y creencia en las Cuatro Nobles Verdades. 2. No tener mala voluntad y desechar todo tipo de crueldad, además de despojarse de cualquier hábito mundano. 3. Cuidar la palabra, de manera tal, que se digan cosas positivas y sanas, como también no mentir. 4. Mantener una conducta o acción recta de manera tal, que no se haga mal a nadie. 5. Llevar un modo de vida recto evitando los trabajos inmorales o indeseables. 6. Esforzarse para hacer siempre lo correcto, lo justo, desechando todos los pensamientos malos para poder atraer a los pensamientos positivos y así poder tener nuestra mente limpia. 7. Mantener una recta atención, para no descuidar los componentes de nuestra personalidad. Atención para poder detectar, en cuanto aparecen, los malos pensamientos, y así poder descartarlos antes de que se hagan más fuertes, atención para poder controlar nuestros sentidos o autoconciencia. 8. Obtener una recta concentración para lograr la contemplación verdadera y la profunda meditación, y así ponerse en contacto con el Nirvana o la Eternidad.
El Daruma: El Daruma es un muñeco que, como tradición, se regala a los seres queridos durante el antiguo Año Nuevo, en Japón, y expresa deseos de nuevas oportunidades. Esta costumbre le da al prójimo la oportunidad de elevar un deseo y así renovar las esperanzas para ese año que comienza. La historia del Daruma data de muchos siglos atrás, cuando el Budismo había empezado su expansión más allá de las fronteras de la India.
Este personaje simboliza un monje budista indio, que se llamaba Bodhidharma, quien llevó su doctrina a la China. Bodhidharma luego de intentar, en vano, convencer al emperador de la sabiduría budista, se recluyó y se consagró a la profunda meditación hasta quedar desfallecido. Este muñeco representa la fuerza, la idea de que uno no debe rendirse jamás y debe seguir adelante en la vida, a pesar de las limitaciones que encierra el Karma.
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