Aunque todas las culturas del mundo poseen métodos eficaces para curar distintos tipos de males, la medicina indígena ha sido muy rica y sabia en toda América. Mucho antes del descubrimiento de América, de norte a sur, cada región tenía sus propios brujos o curanderos.
En Norteamérica, la mayoría de los rituales de sanación que practicaban los indios sioux y los cherokees, comenzaba con un baño de vapor purificador. Los "pieles rojas" realizaban una suerte de baño sauna: la ceremonia se conocía con el nombre de "inipi" y se realizaba dentro de una carpa construirla con cueros doblados y atados, cubiertos con pieles de animales. La carpa tenía capacidad para nueve hombres, que sin ropas se ubicaban sentados en círculo alrededor de un montículo de rocas recién sacadas de una hoguera. El tremendo calor que ellas irradiaban era además potenciado cuando los hombres arrojaban agua fría sobre ellas, provocando así un espeso vapor. De esta manera se limpiaban de todas las impurezas físicas y espirituales, pues consideraban que muchas de las enfermedades que padecían en el mundo terrenal eran producidas por la energía negativa que el cuerpo absorbía. Después de su fatal encuentro con el invasor blanco, las tribus americanas consideraban que con la medicina europea, el enfermo podía volver a ser como era antes; en cambio, con las recetas indígenas, uno podía llegar a ser incluso mejor. Y no lo decían como un simple juego de construcciones gramaticales, ya que su fuerte nunca fue el vocabulario, sino que lo decían con las palabras de la sabiduría. Los chamanes mexicanos consideran que el Gran Espíritu es la vida que está en todas las cosas, en todos los seres y en todas las plantas, incluso en las rocas y los minerales. Para ellos, todos los entes tienen su propia voluntad, su propio camino y su propio sentido: eso es todo lo que el ser humano debe respetar para no enfermar.
Los indios pimas de los Estados Unidos y el norte de México consideraban que la ruptura, falta de respeto o violación de objetos de poder (como las plumas de ciertas aves, los ciervos y los coyotes) podían provocar enfermedades crónicas, pues ésos eran elementos dotados de propiedades espirituales desde el momento de la Creación. También, en algunas tradiciones chamánicas se considera que los árboles sirven de entrada o pasadizo secreto para ingresar en otros mundos. En estado de trance, el espíritu del chamán viaja a través del entramado que forman las raíces de los árboles. Estos senderos los conducen a los reinos ocultos y al espíritu de la Madre Tierra, Los indios del estado de California abrazaban el tronco de un árbol para emprender sus viajes sagrados y los indígenas australianos se introducían en un árbol hueco para hacer sus viajes astrales. Por su parte, los maoríes consideran que cada árbol tiene un espíritu y que cada vez que se tala uno de ellos su alma retorna a las estrellas por no tener donde cobijarse.
ALGUNOS RITUALES INDÍGENAS
Una receta ancestral para cortar la energía negativa es la utilización de sapos en el ritual, Éste es el método que utilizaban las tribus del noroeste argentino, y que era transmitido exclusivamente por la madre a su hija mayor, y sólo la noche posterior a la que ésta tuviera su primera menstruación. Así, la joven aprendía infinidad de métodos curativos de distintas enfermedades, entre las que estaba la envidia, que se manifestaba en su víctima ocasionándole serios trastornos físicos, espirituales y sentimentales. Por ejemplo, para los hombres o las mujeres que no conseguían que nadie del sexo opuesto se interesara por ellos, debían llevar a cabo el siguiente ritual:
Tomaban un sapo vivo un viernes antes de la salida del sol. Lo sujetaban por las dos patas traseras y lo colocaban sobre una chimenea o una estufa. Cuando estaba bien seco lo reducían a polvo utilizando un mortero (tarea que les demandaba largas horas de trabajo), y después de envolverlo en una hoja de papel lo ubicaban durante tres días en un altar. Al tercer día -a la misma hora en que fue puesto en el altar- el preparado era retirado para por último, tras abrir el envoltorio, echar el polvo sobre los pétalos de una flor. De esta manera lograban resultarles más atractivos a los del sexo opuesto.
Según la tradición, las "curaciones" con sapos eran muy eficaces para inmunizar a las víctimas de la magia negra. Hoy en día se las considera de gran utilidad para cortar poderosos maleficios, como los causados por ese odio visceral que provoca la envidia. Llegado el caso de necesitar un trabajo así, siempre es recomendable contar con la ayuda de alguien experimentado. Si bien las sociedades de siglos pasarlos creían firmemente en el poder riel fuego (lugar que hoy ocupan las velas), se consideraba que la energía del sapo era superior por ser un animal prehistóricamente místico debido a su agresividad y capacidad de supervivencia. Los sapos también tuvieron gran importancia en el desarrollo y avance de la medicina, porque su piel contiene una sustancia muy similar al digital (planta con flores purpúreas con forma de dedal, de la que se extrae un alcaloide llamado digitalina). Por ejemplo, los indios norteamericanos curaban sus dolores de cabeza bebiendo un caldo de sapo.
Los curanderos del Medioevo también empleaban en el tratamiento de las heridas e infecciones. Sin embargo, posteriormente estos remedios se asociaron con la brujería y la vida moderna dio paso a la aprensión social de llevar a cabo trabajos con animales (catalogados como sacrificios paganos). En la actualidad son muy pocos los indígenas que la practican. En cambio, muchos son los que recomiendan invocar a los dioses por intermedio de los dulces, considerado por siglos como su alimento favorito.
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